![https://i0.wp.com/www.abc.es/Media/201201/14/atentado-carrero-blanco-retrato.jpg]()
Toda la verdad sobre el magnicidio de Carrero Blanco, al descubierto (1 de 7)
http://www.alertadigital.com/2013/11/11/la-conjura-contra-espana-el-coronel-manrique-revela-toda-la-verdad-sobre-el-magnicidio-de-carrero-blanco-1-de-7/
José María Manrique/Matías Ros (autores del libro ‘El magnicidio de Carrero Blanco).- Está generalmente aceptado que la Historia es maestra de vida, por lo que no es ninguna novedad que, para escudriñar los acontecimientos actuales, sobre todo aquellos en los que se desconocen, por la causa que fuere, muchos de sus aspectos, sea fundamental contar con la luz que arroja la Historia de la nación en la que se producen.
Para tratar de interpretar los datos que fueron emergiendo de los atentados del 11M en Madrid, así como para comprender el por qué de la oscuridad que los rodeó, es fundamental la luz que arroja la experiencia de acciones que pueden considerarse similares, al menos en cuanto a su objetivo de encaminar los destinos de España en una determinada dirección.
En este sentido, en la España actual, el primero y más trascendente mazazo de derribo fue el asesinato del Presidente del Gobierno, el Almirante Luis Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973.
Entre todos los acontecimientos reseñados en este trabajo, periódicamente se adivinan unos hilos conductores comunes, los cuales, en ocasiones, emergen claramente a través de la cronología de los hechos y la documentación recogida, y parecen prolongarse hasta nuestros días. Esos hilos se entremezclan de tal forma que se transforman en fuerte maroma que anuda los acontecimientos del magnicidio.
No espere el lector encontrar en este relato un alud de datos definitivos o nuevos, aunque algunos haya, pues fundamentalmente es una recopilación ordenada y valorada de diversos trabajos publicados abiertamente en distintas épocas. Aun así, su contenido sin duda le sorprenderá, y le hará pensar y sacar conclusiones a la hora de analizar los momentos actuales. O al menos así lo esperamos.
ALGUNAS CITAS SOBRE EL MAGNICIDIO QUE LO CAMBIÓ TODO
-Carmen Pichot, viuda del Almirante: Es indudable que estorbaba a alguien. ETA no fue más que el brazo ejecutor (…) las órdenes las daría alguien muy superior. (Julio Merino en Los Pecados de la Monarquía)
-Aguado Álvarez (General de Brigada de la Guardia Civil): Resulta inverosímil que los medios policiales fracasaran tan rotundamente en esta ocasión. (Revista de Estudios Históricos de la GC. nº 87)
-Álvaro Baeza: La ETA no actuó sola, la CIA, el PCE y la izquierda eclesial tuvieron también algo que ver. (En su libro ETA nació en un seminario; el Gran Secreto. Historia de ETA 1952-1995).
-Santiago Carrillo: Para mí que había mucha gente interesada, aparte de ETA, en que desapareciera Carrero. (Citado por Manuel Campo Vidal en Información y servicios secretos en el atentado al Presidente Carrero)
-Gutiérrez Mellado: Aquí hay tantos que querían quitarse de en medio a Carrero. (De una respuesta al Magistrado De la Torre)
-Stanley G. Payne: El magnicidio de Carrero fue uno de los más perfectos, técnicamente, de la historia moderna. (Citado en Golpe Mortal por Ismael Fuente)
-El Presidente Suárez: Me voy de la presidencia sin saber si ETA cobra en dólares o en rublos. (En vísperas del 23F)
-Jesús Palacios: … “El interés norteamericano por el futuro político de España (…) lo confirman los siete viajes oficiales que Kissinger realizó a Madrid entre 1970 y 1976 y las dos visitas de los Presidentes Nixon y Ford en 1970 y 1975 (…) El propio Kissinger lo constata en sus memorias al afirmar que la contribución norteamericana a la evolución española durante los setenta constituyó uno de los principales logros de nuestra política exterior”. (23-F, el Rey y su secreto; Libros Libres, Madrid, 2010)
-Luis de la Torre (Juez Especial del magnicidio): La CIA sabía que iban a matar a Carrero. (Enrique Berrueco en la revista “Interviú”. 28-III-1984)
-Alfredo Grimaldos: Los hombres de la CIA (Central Intelligence Agency) están detrás de casi todos los principales acontecimientos políticos y militares de nuestra historia reciente (…) La CIA interviene en la instalación de las bases militares estadounidenses en nuestro suelo, la transición del franquismo a la Monarquía, la toma del control del PSOE en Suresnes en 1974, el golpe de Estado del 23F, la definitiva integración del Estado español en la estructura de la OTAN. La permanencia de la dictadura franquista, durante cuatro décadas, y la evolución controlada hacia un sistema parlamentario están condicionadas por la actividad de los espías norteamericanos. (…) los norteamericanos mantienen hilo directo con Laureano López Rodó y apoyan también la “Operación Lolita”, que prepara a Juan Carlos de Borbón para suceder al Generalísimo. Inmediatamente después de subir al trono, el primer viaje oficial del monarca le lleva a Estados Unidos, donde recibe el espaldarazo del Imperio. El rey mantiene siempre excelentes relaciones con sus mentores del otro lado del Atlántico. Colabora con ellos en la entrega del Sahara a Marruecos, cuando todavía es el “heredero” designado por Franco, y después presiona desde La Zarzuela a los sucesivos gobiernos de la Transición para que España se acomode definitivamente en el seno de la OTAN. A cambio, obtiene respaldo político y prebendas personales.(Introducción a su libro La CIA en España. Espionaje, intrigas y política al servicio de Washington)
-Luis González-Mata: En 1972 colaboraban con los servicios secretos americanos (CIA y DIA) los europeos siguientes: … España.- 1.270, de los cuales 138 eran oficiales superiores (generales y coroneles), 2 Ministros, 5 Secretarios de Estado o Directores Generales y 43 periodistas. (En su libro Les vrais maîtres du monde)
-Jean Chalvidant: La bomba de Claudio Coello permitió al rey instaurar sus ideas aperturistas en España. (En su libro ETA, la investigación)
-General Manuel Fernández Monzón: No es verdad todo lo que se ha dicho de la “Transición”; como eso de que el rey fue el motor, ni Suárez ni él fueron motores de nada (…) sólo piezas importantes de un plan muy bien diseñado y concebido al otro lado del Atlántico, que se tradujo en una serie de líneas de acción, en unas operaciones que desembocaron en la “Transición”; todo estuvo diseñado por la secretaría de Estado y la CIA. (Entrevistado por Alfredo Grimaldos en su libro)
-Amadeo González Ferreira: Las fuerzas ocultas se lanzaron contra él (Carrero) y acabaron con su vida. (Obispo Mercedario en 1973)
-Pedro Cantero Cuadrado: Carrero cayó víctima del odio y de la violencia antihumana, antisocial y anticristiana …. Con la muerte del Almirante ha desaparecido un ciclo histórico y empieza otro. (Arzobispo de Zaragoza en el momento del magnicidio).
*José María Manrique es coronel de Artillería, diplomado de Estado Mayor, autor de varios libros sobre temas de historia militar española moderna: ‘Las armas de la guerra civil’, ‘La guerra 1936-39 en Sigüenza’, ‘Sáhara Español, una historia de traiciones’, ‘Sangriento combate en Edchera’, ‘CETME’, ‘Las Armas de Destrucción Masiva y la Protección Civil en España’, entre otros muchos.
*Matías Ros pertenece al Cuerpo General de Policía desde 1969. Ha publicado varios artículos sobre temas de seguridad. Desde el asesinato de Carrero ha acumulado todo tipo de informaciones que han caído en sus manos acerca del Almirante.
Toda la verdad sobre el magnicidio de Carrero Blanco, al descubierto: Contexto político del momento (2 de 7)
http://www.alertadigital.com/2013/11/21/toda-la-verdad-sobre-el-magnicidio-de-carrero-blanco-al-descubierto-contexto-politico-del-momento-2-de-7/
José María Manrique/Matías Ros (Autores del libro ‘El magnicidio de Carrero Blanco’).- Empecemos por pasar revista a la situación española al comienzo de los años setenta del pasado siglo, lo cual nos permitirá conocer a los actores del drama.
Separatismo y terrorismo
El 31 de Julio de 1959 había nacido la organización separatista, marxista y terrorista ETA (Euzkadi ta Azkatasuna, País Vasco y Libertad), como una escisión radical de las juventudes del PNV (Partido Nacionalista Vasco) y con fermento clerical (consiliarios de las Juventudes de Acción Católica Rural y algunas instituciones religiosas, como la Universidad de Deusto, regida por los jesuitas [1]).
El último guerrillero abatido en España fue José Castro Veiga El Piloto que cayó, sin haber abandonado las armas, en la provincia de Lugo (Galicia), en marzo de 1965.
Entre 1968 y 1973, ETA cometió nueve asesinatos [2] (aunque solo uno premeditado), 137 sabotajes, cuatro secuestros y 330 acciones diversas, algo muy lejano de los bastantes más de los casi dos mil asesinatos que llegará a perpetrar. El respaldo y apoyo clerical permanentemente formó parte de la propia infraestructura y logística de ETA.
En diciembre de 1970 tuvo lugar el Proceso de Burgos, consejo de guerra sumarísimo contra dieciséis etarras, dos de ellos sacerdotes, acusados de haber matado, o colaborado, en el asesinato del inspector Melitón Manzanas, el guardia civil de tráfico José Pardines y el taxista Fermín Monasterio. Se dictaron nueve penas de muerte, todas ellas conmutadas. Se produjo un fuerte movimiento comunista en contra, así como de algunos sectores de la Iglesia, principalmente catalanes y vascos (especialmente los monjes del monasterio de Montserrat, y los obispos de San Sebastián y Bilbao, Monseñores Argaya y Cirarda); también hubo grandes campañas de prensa en el extranjero.
Iglesia
Si en julio de 1949 Pío XII publicó un decreto excomulgando a los católicos afiliados a los partidos comunistas, Juan XXIII, dice textualmente De la Cierva [3], había inclinado a la Iglesia hacia un compromiso social y aun político netamente favorable a la izquierda … situando en importantes puestos asesores del Concilio a teólogos “progresistas” anteriormente descartados, a veces con suma dureza, por Pío XII. Pablo VI, aparentemente favorable al régimen de Franco mientras estuvo al servicio directo de Pío XII, después dio muestras frecuente de desvío y hostilidad …Trató por todos los medios -que para un Papa eran muchos y poderosos- de orientar al Episcopado español al margen del régimen e incluso en contra del régimen de Franco. No olvidemos que en 1962, en Metz (Francia) se había firmado un Tratado Secreto entre el Vaticano y Moscú, y que en 1964 Pablo VI dio orden de paralizar todos los procesos de beatificación de los mártires de la Cruzada. Dadaglio fue nombrado nuncio en España en 1967 y lo sería hasta 1980; Ricardo de la Cierva, experto estudioso de la masonería y siempre fiel a la Iglesia Católica, al comentar la controvertida lista de la Gran Logia Vaticana, del periodista Carmine Pecorelli, constata “la verosimilitud masónica” de Luigi Dadaglio y de su consejero Monseñor Dante Pasquinelli; al nuncio se le ha considerado el artífice de la “revolución” en la Iglesia española. Por su parte Pablo VI, en 1972, se empeñó en nombrar al separatista José María Setién como obispo auxiliar de San Sebastián.
URSS
España seguía, aquellos años, estando en el punto de mira del marxismo internacional, como lo demuestra el siguiente comunicado de la Conferencia de los partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, en junio de 1969: Al evocar a los héroes de la lucha antifranquista no es posible olvidar la actividad de los obreros, estudiantes e intelectuales del País Vasco, entre los que destacan los comunistas, los católicos progresistas y los militantes nacionalistas de ETA, que al luchar por los derechos nacionales de Euzkadi, lo hacen por la libertad de todos los pueblos de España [4]. Esto no es más que una muestra de la estrecha relación, apenas disimulada, existente entre el PCE y ETA, y que De la Cierva, en su libro “Carrillo Miente”, califica de “extraordinaria comprensión”.
La especialista norteamericana Claire Sterling [5] confirmó los contactos, desde 1971, de ETA e IRA a través de un enlace de la KGB en Argelia. También refiere otros contactos de ETA con movimientos de matiz comunista: el famoso terrorista “Carlos” (luego se hablará de él), la Cuba castrista, los “Tupamaros” uruguayos, los “Montoneros” argentinos, Argelia, Libia, la OLP palestina (Al Fatah), las “Brigadas Rojas” italianas, los terroristas alemanes, los independentistas corsos y bretones, China. Eso sí, Claire no menciona a la CIA.
Por otro lado, desde 1956 habían empezado múltiples contactos secretos entre España y la URSS y, en enero de 1968, la agencia Europa Press anunció que: Después de años de discusiones secretas entre los Embajadores de España y URSS en Paris, el principio de establecer relaciones diplomáticas oficiales entre ambos países fue adoptado. En 1969 se ratificó un acuerdo de colaboración marítima con una misión comercial soviética. España concedió facilidades “portuarias” en Alboran y otros puntos de la costea Este de la Península, además de Canarias. En 1970 el “tecnócrata” López Bravo, Ministro de Asuntos Exteriores, hizo una escala técnica en Moscú, y en 1973 estableció relaciones plenas con Alemania Democrática y China Comunista (rompiéndolas con China Nacionalista).
EE.UU.
El “gobierno vasco en el exilio”, en Nueva York durante años, y el PNV, habían sobrevivido durante la Segunda Guerra Mundial gracias a la colaboración de muchos de sus hombres con el OSS norteamericano (Office of Strategic Services), el antecesor de la CIA, cuando España era uno de los potenciales enemigos de los aliados; posteriormente muchos agentes vascoseparatistas trabajarían para la OSS en Hispanoamérica, cuando el enemigo era un comunismo que empezaba a enseñorearse de su “patio trasero”. El Lendakari José Antonio Aguirre [6] y sus hombres extremarían sus convicciones antisoviéticas y pronorteamericanas, echándose en brazos de la CIA y otros servicios de inteligencia a lo largo de más de dos décadas. Además de lo anterior, y menos sabido, hay que tener en cuenta que la OSS estaba controlada por Nelson Rockefeller por medio de la Oficina de Asuntos Interamericanos [7]; dice Guillermo Buhigas: (Para el PNV) se trataba de pactar una soberanía vasca en un nuevo espacio político; se llamaría Confederación Ibérica (España y Portugal)… Para contribuir decisivamente a este proyecto, Aguirre contaba con unos buenos servicios de información en España a través de los masones infiltrados en la Democracia Cristiana; también disponía de sus propios agentes …Pepe Michelena y compañía pusieron (los “Servicios”) a disposición de los Gobiernos de Washington y Londres (según la autobiografía de Javier Arzallus) … EE.UU. no tuvo necesidad de enviar agentes autóctonos a la zona (Hispanoamérica) hasta los años 60 porque los vasco-americanos jugaron ese papel (según Antonio Irala) … Se organizó así una Euzko-Naya (Voluntad Vasca), una especie de guerrilla-maquis en el interior … al tiempo (que) lograron el control de la Brigada Vasca Askapena, una brigada … formada por combatientes en el exilio y enrolada en el ejército francés bajo el mando del General masón Charles Degaulle …En mayo de 1945 se constituyó la unidad (también conocida como Brigada Rosthchild o Comandos Americanos) … en el Castillo Rothschild, en Cernay la Ville … El contrato, en inglés, se establecía entre los particulares (voluntarios vascos) y el Gobierno USA; los gudaris serían empleados de este Gobierno durante seis meses … (pero, el 8 de julio de 1945) lo cierto es que Truman se desentendió de los compromisos adquiridos por su predecesor (Roosevelt). Por otro lado, Daniel Arasa, en “Los españoles en la guerra del Pacífico” (Laia Libros, Barcelona, 2001), relata que, durante la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos reclutaron a 60 vascos emigrados a Estados Unidos para emplearlos en la transmisión de mensajes por radio en euskera; el planificador de esta operación en la campaña del Pacífico fue el capitán de transmisiones Frank D. Carranza; junto al Almirante Nimitz estuvieron tres tenientes (Nemesio Aguirre, Fernández Bacaicoa y Junana), como traductores. Conste todo lo anterior para dibujar la antigua relación vasca con Norteamérica.
El general Francisco Franco Salgado Araujo, secretario personal de Franco, en un diálogo con éste, anotó el 29 de mayo de 1967 en su diario lo siguiente. Le digo al Caudillo: La obsesión de la CIA es que nuestro Estado tolere, y legalice después, dos partidos, uno de carácter socialista y otro democrático … para conseguirlo no vacilará en financiar sistemáticamente a grupos de activistas … financiando las huelgas de Asturias o los tumultos de Madrid y Barcelona … para cumplir el deber de prever el futuro, pues de lo contrario al régimen débil sucederá el caos, y a éste el comunismo. Su Excelencia me dice: “El gobierno está bien informado de estas actividades, que sigue de cerca” [8].
En 1969 el comunista Alfonso Yébenes Simón fue detenido, tras una larga operación, y conducido a la Dirección General de Seguridad, donde pidió hablar a solas con un comisario; una vez conseguido dijo ser miembro de la CIA y dio un teléfono para que lo confirmaran; poco después dos miembros de la embajada norteamericana se hicieron cargo del detenido [9].
A finales de octubre de 1970 visitó España el Presidente Nixon. Según el ubicuo General Vernon A. Walters, por entonces consejero de la Casa Blanca para misiones especiales (una especie de embajador volante secreto con destino de agregado militar en Roma), el presidente norteamericano mantuvo con Carrero Blanco, entonces Vicepresidente del Gobierno, “una de las conversaciones más interesantes de todos sus viajes”. El republicano Nixon era un convencido anticomunista y, aparentemente, un gran amigo de España.
La Ley de Sucesión de la Jefatura del Estado, de 1947, había declarado que España era un Reino. El 22 de julio de 1969 Juan Carlos fue designado sucesor a título de rey, con el provisional de príncipe de España; al día siguiente se ratificó el nombramiento ante las Cortes, con su solemne juramento de guardar y hacer guardar las Leyes Fundamentales del Reino y los Principios del Movimiento Nacional (el 22 de noviembre de 1975; en su entronización, volvería a hacer un juramento similar). En el verano de aquel mismo año Don Juan hizo un pacto dinástico con su hijo para que éste accediera al trono. En enero de 1971 Juan Carlos visitó los EE.UU., siendo recibido con honores de jefe de estado; los contactos previos al viaje fueron establecidos por lord Louis Mountbatten, tío abuelo del príncipe [10]; también Laureano López Rodó fue promotor de este viaje (desde 1962 era Comisario del Plan de Desarrollo, con categoría de Ministro).
En febrero de 1971 volvió Walters a España y se entrevistó con Franco, comunicándole el interés de Nixon sobre la cuestión de su sucesión y sugiriendo la conveniencia de proclamar rey a Juan Carlos en vida del Generalísimo. Walters, en su libro “Misiones discretas”, transcribió las respuestas de Franco, cuya síntesis, según Ismael Medina, es la siguiente: El Príncipe de España será el futuro rey y traerá la democracia que ustedes quieren y de la que desconfío; mi legado es la nueva y extensa clase media creada por el régimen, la cual, con el amparo del Ejército, hará posible una transición pacífica a esa democracia [11]. Curiosamente, Nixon encargó a Walters que entregara su informe en las oficinas del Presidente de EE.UU. y no en las del Secretario de Estado, Kissinger [12]. Walters, que en 1959 había acompañado a Eisenhower a Madrid, era un militar con amplios conocimientos sobre Europa y España, era católico y hablaba múltiples idiomas; en aquella ocasión dejó constancia de que había hablado con “varios militares españoles amigos suyos” y todos le garantizaron el apoyo a Juan Carlos.
Respecto a la CIA y su entorno, entre 1968 y 1977 Kissinger [13] fue Consejero de Seguridad Nacional y Secretario de Estado; Aldo Moro escribió [14]: …en 1972 o 1973, el Secretario de Estado americano proclamó el “año de Europa”; se trataba hacer un esfuerzo por inscribir a Europa en un cuadro mundial según la orientación americana. El General Walters fue el segundo jefe (deputy director; DDCI) de la CIA entre mayo 1972 y julio de 1976, y jefe interino de la misma entre julio y septiembre de 1973; William Egan Colby fue el jefe de la CIA con los Presidentes Nixon y Ford, desde el 4 de septiembre de 1973 al 30 de enero de 1976 [15].
Según Ricardo de la Cierva: el embajador de EE. UU. en Madrid era en aquella época (1973) una especie de simio llamado Robert Hill, que ante la evidente debilidad española se sentía como un procónsul y a veces se permitía dar órdenes a algunos ministros de España; la estación de la central estratégica CIA en Madrid tenía su cuartel general en el mismo edificio de la embajada, y tengo razones para sospechar que llevaba su propia política acerca de la transición española, una política que no creo muy acorde con la sugerida por el Presidente Nixon y el General Walters [16]. En todo caso, es bueno recordar lo que dijo el citado W. Colby el 28 de octubre 1974: Estados Unidos tiene derecho a actuar ilegalmente en cualquier región del mundo, acumular investigaciones en los demás países y hasta llevar a cabo operaciones tales como la intromisión en los asuntos internos chilenos [17].
En el otoño de 1973, Nixon, que había osado amenazar a Israel con retirarle su apoyo si no negociaba con los árabes la suerte de los territorios ocupados, se vio acorralado por el cariz que iba tomando el “escándalo Watergate”, dimitiendo el 8 de agosto de 1974.
Interior
En 1973 no había partidos legalizados y, de los ilegales, el único digno de mención era el Partido Comunista, ya que el PSOE era inoperante, lo mismo que el PNV; únicamente los anarquistas tenían alguna incidencia en la vida del país a través de sus actos terroristas [18]. Los nuevos partidos emergentes, que intuían el lugar que en el futuro podían ocupar, estaban siendo financiados con capital de países aliados y vecinos (Inglaterra, Francia y sobre todo Alemania en el caso del PSOE), a la vez que convenientemente infiltrados; detrás de todo ello estaba la mano de los EE.UU., quienes hubieran preferido como Presidente a alguien más afín (su catolicismo era una de las mayores barreras para aceptarle) y que diera paso a una mayor “apertura” y, sobre todo, más rápida.
Según Lidia Falcón (“Viernes y 13 en la Calle Correo”), destacada miembro del PCE y miembro, junto con Eliseo Bayo, su marido, miembro de la célula detenida a consecuencia del atentado de la Cafetería Rolando en la calle Correo, la transición política estaba prevista y pactada; era impensable que la dictadura en España se prolongara en los años setenta y tantos, y no era ese el proyecto que tenía el Departamento de Estado de EE.UU. Lidia acusó en su libro de que Eva Forest delató a la mayoría de los miembros de la célula en cuanto fue detenida, mientras que el entorno “etarra”, la señala como pieza importantísima en el organigrama comunista, teniendo trato con Carlos Semprún y Carrillo, y actuando de enlace con “curas comunistas” y terroristas significados (A. Baeza en ETA nació …, pag. 368 y 371).
Lo mismo dice en esencia Alfredo Grimaldos (“La CIA en España”, pag. 18 ), fundamentando su opinión, entre otras fuentes, en las palabras del General Manuel Fernández Monzón, excapitán de los servicios de información españoles: no es verdad todo lo que se ha dicho de la “Transición”; como eso de que el rey fue el motor, ni Suárez ni él fueron motores de nada (…) sólo piezas importantes de un plan muy bien diseñado y concebido al otro lado del Atlántico, que se tradujo en una serie de líneas de acción, en unas operaciones que desembocaron en la “Transición”; todo estuvo diseñado por la secretaría de Estado y la CIA. El PSOE recreado surgió después del atentado de Carrero, en el Congreso de Suresnes, en Francia; en él se apadrinó a un Isidoro (Felipe González) protegido por el servicio secreto creado por el Almirante; este PSOE siguió al pie de la letra el guión redactado por el Departamento de Estado norteamericano, con la aquiescencia y la complicidad de Willy Brandt, guión cuyo cumplimiento debía garantizar la CIA, y cuya finalidad última consistía en asentar la corona y eliminar la amenaza comunista.
Incluso la Reina … “El Almirante sería la persona que iba continuar el Régimen; era la única persona que podía hacerlo; ¿qué hubiera ocurrido si no hubiera sido asesinado?; no lo sabemos ni lo sabremos nunca; pero es posible que no hubiera dado paso al Rey y, entonces, ni tu ni yo estaríamos aquí hablando ahora”.Desde la “oposición” se miraba con simpatía a ETA, realizándose contactos entre dirigentes etarras y de los partidos marxistas en el sur de Francia, “santuario” de ETA, bajo la mirada atenta del Gobierno Francés, el cual los acogía como refugiados políticos y los vigilaba y controlaba estrechamente, tolerando sus acciones. La colaboración de ETA y el Partido Comunista se verá claramente más adelante.
El 7 de junio de 1973 Carrero fue nombrado primer Presidente de Gobierno del régimen, cargo asumido por Franco hasta entonces, junto con la Jefatura del Estado; el Caudillo impuso al Almirante un solo ministro: Arias Navarro, en Gobernación.
Carlos Arias Navarro, “El Chacal de Málaga” como lo denominaba la oposición izquierdista, venía aureolado por su buena gestión al frente del Ayuntamiento de Madrid. Lo que casi nunca se dice de su vida anterior es que perteneció, con el General Gutiérrez Mellado, al Servicio de Información Militar durante la guerra, desde su condición de jurídico castrense, y que, como varios miembros del mismo, estuvo de alguna forma salpicado por el crimen del Comandante Gabaldón, un guardia civil, también miembro del mismo servicio (Inspector de la Policía Militar de la Primera Región, y encargado del Archivo de Masonería y Comunismo), muerto en muy extrañas circunstancias nada más acabada la guerra; un suceso que por entonces se calificó como crimen masónico. Ver Anexo.
Javier Tusell, en su libro sobre Carrero, recoge las declaraciones de Doña Carmen, la esposa del Caudillo, al mismo Almirante poco antes de su muerte, y que Blas Piñar confirma en su conferencia y obras, en el sentido de que por entonces “las cosas iban de mal en peor, Arias le quitaba el sueño, López Bravo no era leal y que el Gobierno estaba lleno de traidores”.Exterior
En las décadas de los años sesenta-setenta el crecimiento industrial fue extraordinario, un 160 % entre 1963-1972; la productividad se duplicó durante el mismo periodo; las exportaciones se multiplicaron por diez; las tasas anuales de crecimiento fueron las más altas de Europa y unas de las más altas del mundo; en los años setenta España pasó a ocupar el décimo puesto entre los países más industrializados del mundo.
En 1968 firmaron el Tratado de No Proliferación Nuclear 168 países, entre los que no estaba España, ya que tenía en marcha un programa de desarrollo de armas nucleares y no quería renunciar unilateralmente a un instrumento de defensa tan disuasorio.
Como complemento, al menos dada su posible aplicación al campo militar, desde 1963 funciona la Comisión Nacional de Investigación del Espacio (CONIE), la cual lanzó en 1969 los tres primeros cohetes autóctonos INTA 255.
En 1970 España firmó una acuerdo comercial preferencial con el Mercado Común, en muchos aspectos superior al de 1986 [19].
El 6 de octubre de 1973 se desató la Guerra del Ramadán o del Yom Kippur. Durante la misma Carrero se negó a que los norteamericanos utilizaran en las operaciones las bases conjuntas.
Los Servicios de Información españoles
Los EE.UU., a través de su embajada en Madrid, antena de la CIA incluida, disponían de información de primera mano (la CIA mantenía infiltrados en todos los sectores políticos del régimen y de la oposición, sin excepciones [20]); sus servicios de inteligencia civiles y militares (CIA y DIA) estaban en contacto con los servicios militares españoles del Alto Estado Mayor y con el Servicio Central de Documentación (SECED), toda una Dirección General de Presidencia de Gobierno; semanalmente emitían informes secretos sobre la marcha de la política interna de España. Pero, ¿cuál era el panorama de los servicios secretos españoles en 1973?
Se ha escrito, con tintes peyorativos alejados del momento y lugar, que había en España once servicios de información, con ánimo de llevar al lector a que la situación informativa era descabellada; Ignacio San Martín escribió que cuando el estuvo en Francia de alumno, los franceses tenían tres servicios de inteligencia en el Ministerio del Interior, cinco en Defensa y uno en Presidencia. En España se han señalado los muy secundarios del Movimiento Nacional, Organización Sindical, Información y Turismo (creado por Fraga), Guardia de Franco y Excombatientes, y los importantes de la Dirección General de Seguridad (englobando los de la Policía y la Guardia Civil), los tres de los ministerios militares (Segunda Sección Bis ó CESIBE dependiente de la Segunda Sección del Estado Mayor Central -EMC- del Ejército de Tierra, el Servicio Especial de Inteligencia Naval -SEIN-, y el del Aire) y, fundamentalmente, los del Alto Estado Mayor (AEM, hoy Estado Mayor Conjunto) y el de Presidencia de Gobierno (SECED) [21].
El Director General de Seguridad (DGS) era en 1973, y desde 1965, el Coronel Jurídico de Infantería Eduardo Blanco Rodríguez, el cual había sido antes, durante muchos años, Jefe de Información de la misma.
El AEM fue creado el 30 de agosto de 1939 y lo componían las Secciones: Militar (1ª), Economía (2ª) e Inteligencia (3ª). La misión de ésta última, según una orden reservada de 1945, era proporcionar información política, económica y social, y militar para que el Mando pudiese conocer con precisión las posibilidades y potencialidades de países extranjeros. De la 3ª del AEM dependían los servicios de información que fueron los fundamentales hasta finales de los años “sesenta”, al ser los herederos de los del Cuartel General del Generalísimo durante la guerra y los que tenían alcance internacional. En 1945 la 3ª Sección se organizó en los negociados: 1º Países Sajones, 2º Europa y Rusia, 3º África y Mundo Árabe, 4º Cifra y Comunicaciones, y 5º Contraespionaje; en 1968 los negociados eran: Interior (Grupos de Contraespionaje, Síndico-Laboral, en los que estuvo San Martín, y otros), Exterior y Técnico [22].
La plantilla del “Alto” a caballo de 1970 era de 250 profesionales, la mayoría oficiales, de los que 100 eran de la 3ª Sección (casi la mitad de ellos en la estación de comunicaciones y criptografía de Manzanares, Ciudad Real).
A consecuencias del “Mayo del 68” francés, el Ministerio de Educación pidió al General Muñoz Grandes que el AEM le asesorara en materia de contrasubversión, tarea que se encomendó al Comandante José Ignacio San Martín. Su grupo se adscribió inicialmente al Ministerio de Educación, sin dejar de depender del “Alto”, recibiendo poco después el nombre de Organización Contrasubversiva Nacional (OCN). A mediados de 1970 la OCN contaba ya con 380 miembros repartidos por toda España, más numerosísimos colaboradores, y su presupuesto pasó de las 200.000 pesetas iniciales a los 70 millones de finales de 1973 (sin contar sueldos), dándose el caso de que el AEM contaba con menor financiación.
En el verano de 1969 fue nombrado el Teniente General Manuel Díez Alegría jefe del Alto Estado Mayor, quien, dos años después reclamó al General de Brigada Manuel Gutiérrez Mellado como mando de la Sección de Información. Gutiérrez Mellado, implicadísimo en tareas de información durante de la guerra e inmediata posguerra, pasó casi todo el empleo de teniente coronel (siete años) en situación de supernumerario, dedicándose a diversos negocios, y había ascendido a general de brigada en 1971.
El crecimiento y eficacia de la OCN hizo, además, que resaltaran los pobres rendimientos de las operaciones permanentes que el AEM tenía abiertas en los campos laboral y social (LASO) y universitario (CÁTEDRA), por lo que en 1971 fueron cerradas y sus misiones encomendadas a la organización de San Martín, año en el que la misma pasó a depender del Ministerio de Gobernación.
Finalmente, el decreto 511/1972 de 3 de marzo creó el Servicio Central de Documentación (SECED), independiente del AEM y volcado a la información interior, en tanto que éste lo haría a la exterior. Lógicamente, los roces y celos entre ambos organismos fueron importantes, siendo el más perjudicado en el proceso el “Alto”. El SECED, con rango de dirección general, dependía directamente del Ministro Subsecretario de la Presidencia del Gobierno, tenía 200 miembros de todo tipo, muchos militares, y unos 5.000 colaboradores.
El SECED estaba organizado en Director General, Secretaría General (Áreas de Régimen Interior, Estudios e Informes, y Coordinación; Delegaciones Provinciales), y dos grandes divisiones: División de Información (Departamentos de Documentación, Investigación y Servicio de Intervención Policial) y División de Operaciones. Además estaban el Gabinete de Acción Psicológica y el Departamento de Estudios Especiales. Tenía como tres campos de actividad o Sectores de Actuación (Laboral, Educativo y Religioso-Intelectual). San Martín escribió que nunca trató con la CIA desde que dejó el AEM, que el suyo era un servicio complementario de los demás y que no sustituía a nadie. A finales de 1973 el SECED estaba comprendido en una docena de delegaciones regionales y media docena de subdelegaciones provinciales repartidas por toda la geografía española. También contaba con varias oficinas y delegaciones en varios departamentos ministeriales.
A comienzos de enero de 1974 fue cesado San Martín, mientras que Arias era nombrado Presidente de Gobierno. Aun quedaba mucho tiempo para que los servicios “militares” (AEM y SECED), por la procedencia de sus miembros, se unificaran, prevaleciendo el del “Alto”, en el CESID en 1977.
El Almirante Don Luis Carrero Blanco
Unas pocas palabras para dibujar la personalidad del Almirante. Nacido en 1903, en noviembre de 1973 contaba 69 años. De clara visión estratégica, Francisco Franco lo captó pronto para su Cuartel General antes de que acabara la guerra española; posteriormente, durante la mundial, un informe suyo decantó definitivamente la balanza hacia la no entrada de España en la misma.
Veamos algunos de sus pensamientos en aquellos años para hacernos idea de su forma de ser y entender España:
Señor, lo mismo que me crié católico, me crié monárquico (Carrero en su presentación a Juan Carlos, según Carlos Fernández en “El General Franco”).
Para mi ser católico es más importante que ser Presidente del Gobierno (carta al Cardenal Tarancón en 1973).
Me gustaría morir de pié y después de comulgar (declaraciones a los jesuitas de la Calle Serrano).
España tiene cuatro adversarios: el comunismo (…); la masonería, que la quiere anticatólica y dócil instrumento; el capitalismo (…); y, por último, la necedad de un gran sector de sus clases elevadas, que inconscientemente son manejadas por los enemigos de España y que son incapaces de cumplir ni siquiera lo mínimo a que están obligadas por los títulos y nombres que ostentan, que es ser patriotas y dar buen ejemplo a los demás (1946). Tenemos enfrente a la masonería y al comunismo y no claudicaremos ante una ni ante otro (Carrero a Don Juan antes del “Manifiesto de Estoril”, en 1947, a lo que contestó el Borbón: No podrán).
La masonería ataca al régimen español porque quiere en España un sistema demoliberal (…) Con concesiones poco meditadas, es evidente -para mí tan claro como la luz del sol- que de una monarquía tradicional, católica, social y representativa, pasaríamos en rápida pendiente a una monarquía liberal, a una república socialista y de esta a una república comunista, es decir, caeríamos en breve plazo en lo que estuvimos a punto de caer en 1939 (Notas a sus ministros, pocos días antes de ser asesinado en 1973. Citas de De la Cierva en su ya comentada obra).
Para José Ignacio San Martín: Era obsesión para el almirante la “masonería”, a la que había estudiado profundamente, a través del magnífico archivo de los Servicios Documentales de Presidencia del Gobierno, sito en Salamanca, que debería integrarse en nuestro servicio (…) La condenaba adhiriéndose a los papas y en especial a Clemente XII, Benedicto XV, Pío VIII, León XIII, Pío IX y Pío X (en “Servicio Especial”).
Hay que ser más exigentes con Estados Unidos, más tenaces con la Comunidad Económica Europea, y pragmáticos con el tema de La Roca (según J. I. San Martín en “Apuntes de un condenado por el 23F”).
Los americanos han resuelto sus problemas, pero nosotros no (Ángel Viñas en “Los pactos secretos de Franco con Estados Unidos”).
La ayuda recibida por los Ejércitos Españoles como compensación por los Acuerdos no llega al mínimo imprescindible (Conferencia en la Escuela de Guerra Naval en 1962).
Los partidos políticos están mediatizados por las centrales políticas de otros países; vamos, por las internacionales de los partidos, y eso condiciona mucho las circunstancias políticas (testimonio de su hijo Luis).
La democracia liberal es inviable para España por sus anteriores fracasos históricos (ABC, abril de 1970, con el seudónimo “Ginés de Buitrago”).
Calma, calma, todavía hay que esperar (…) Se hará cuando el príncipe sea rey, pero con cuidado, con mucho cuidado, pues los enemigos de siempre podrían aprovechar cualquier resquicio en el sistema para introducirse en él y destrozarlo (contestación a López Rodó y Torcuato Fernández Miranda, que porfiaban de la necesidad de una apertura del régimen).
Carrero, como dice De la Cierva en su libro sobre “el Sumario”, dentro de su catolicismo, patriotismo y lealtad a Franco, era absolutamente “juancarlista” y había llegado a un pleno acuerdo con Nixon sobre el futuro de España, patrocinando la “Operación Príncipe”; el Almirante, incluso, había entregado al Príncipe de España una carta de dimisión sin fecha tras ser nombrado Presidente del Gobierno. Además, estaba enfrentado a La Falange [23] (incluso por graves cuestiones personales que no hacen al caso) e ideologías similares; Carrero se opuso a Serrano Súñer ya en 1940 y fue determinante en su cese en 1942, tras el “atentado” de Begoña al General Varela.
Juan Carlos I dijo: Pienso que Carrero no hubiera estado en absoluto de acuerdo con lo que yo me proponía hacer; pero no creo que se hubiera opuesto abiertamente a la voluntad del Rey (…) simplemente hubiese dimitido [24].
Según Eduardo Martín Pozuelo (La Vanguardia, 24-VIII-2005): Los analistas norteamericanos consideraban a Carrero un gris reaccionario amargado, más franquista que Franco; los informes de inteligencia que escribían sobre él, su entorno y su actitud política no dibujaban a Carrero sólo como un personaje antiamericano, ultracatólico, feroz antimasón, anclado en el pasado, sino que lo pintaban más bien como un estorbo para el desarrollo de los intereses norteamericanos en España y para la modernización de nuestro país (…) Una de las características negativas que llaman especialmente la atención de los norteamericanos es su condición de “católico devoto y practicante”, que explica su oposición a otorgar libertad religiosa a los que no son católicos, y su rechazo a los líderes de la Iglesia liberal que desean la separación entre la Iglesia y el régimen de Franco.
El telegrama confidencial nº 700, de enero de 1971, enviado por la embajada de EE. UU en Madrid a su Secretaría de Estado decía: El mejor resultado que puede surgir … sería que Carrero Blanco desaparezca de escena, con posible sustitución por el General Díez Alegría o Castañón [25].
Para D. José Guerra Campo, Obispo de Cuenca en el momento del magnicidio, Carrero fue no solo bueno sino justo, paciente, modesto, recatado, eficacísimo, fue ministro de Dios para el bien del pueblo y fiel servidor de la Iglesia. (Continuará).
[1] ETA nació en un Seminario; Historia de ETA 1952-1995, de Álvaro Baeza López, ABL Press, Madrid, 1995: En 1961 “el seminario de Derio aportaba los cien primeros jóvenes abertzales para la causa (…) el mayor apoyo y aporte de ayuda lo tuvo la organización terrorista ETA, en sus orígenes y principios, a partir del mismo embrión EKIN del 52 (1952, Universidad de Deusto), en los conventos, iglesias, capillas, sacristías, monasterios, confesionarios, oratorios, casas de ejercicios, ermitas, residencias religiosas, seminarios y colegios vascos (…) el respaldo definitivo venía precisamente de los jesuitas por ser ellos los que, a su vez, controlaban mayoritariamente la Acción Católica vasca”.
[2] Asesinatos de ETA: Begoña Urroz (escolar, bomba en la consigna de la estación de Amara en San Sebastián, 28-VI-60); José Pardines (el 6-VI-68, dos disparos en la espalda, mientras estaba en cuclillas comprobando una matrícula, y tres más para rematarlo); Melitón Manzanas (2-VIII-68, siete balazos en la espalda en el portal de su casa; la mujer de Melitón abrió la puerta y se lanzó contra el asesino, quien le disparó aunque no la hirió; un miembro del PNV suministró a la ETA la información sobre sus movimientos); Fermín Monasterio (9-IV-69); Eloy García Gambra (policía municipal de Galdácano, 29-VIII-72); José Humberto Font, Jorge Juan García Carneiro y Fernando Quiroga (obreros, confundidos con policías, San Juan de Luz, Francia, 24-X-73); el “Colectivo Hoz y Martillo”, aledaño a ETA, asesinó a Roger Tur, cónsul francés en Zaragoza (2-XI-72); el FAC (Front d´Alliberament de Catalunya) mató al guardia civil Dionisio Medina el 7-III-71. El anarquista Salvador Puig Antich, del MIL (Movimiento Ibérico de Liberación), mató al Inspector Angüas Barragán (Barcelona, 25-IX-73). El FRAP (Frente Revolucionario Antifacista Patriótico; PCE.m-l) asesinó al Subinspector Juan Antonio Fernández Gutiérrez (1-V-73); respecto a este grupo, José Díaz Herrera, autor de una historia sobre el País Vasco en diez tomos, se preguntó: ¿Podrá conocer la opinión pública mundial si es cierto que los miembros de la brigada Abraham Lincoln (combatientes yanquis en la Guerra de España) financiaron al FRAP, por medio de Julio Álvarez del Vayo y Mario Salegui, porque no estaban de acuerdo con la línea revisionista del PCE de Carrillo?, (http://www.libertaddigital.com/opinion/jose-diaz-herrera/preguntas-que-no-respondera-el-juez-de-jueces-45314/).
[3] ¿Dónde está el sumario de Carrero Blanco?, de Ricardo De la Cierva, páginas 47 y 81/83, ARC Editores. Madrid. 1996.
[4] Conferencia Internacional De Los Partidos Comunistas y Obreros Moscu 1969, Editorial Paz Y Socialismo, Praga, 1969.
http://www.generalisimofranco.com/vidas/carrero_blanco/001.htm
[5] En La red del terror (Le reseau de la terreur, I. Clatés, París, 1981; citada por Campo Vidal en su referenciada obra, página 30.
[6] El citado José Díaz Herrera, se pregunta: ¿sabremos los españoles si el mandil masónico que se encontró en el despacho del lehendakari, en el hotel Carlton, tras la rendición de Bilbao (enviado por Franco al Vaticano para demostrar la falta de religiosidad del PNV) pertenecía a José Antonio Aguirre? (http://www.libertaddigital.com/opinion/jose-diaz-herrera/preguntas-que-no-respondera-el-juez-de-jueces-45314/).
[7] Los Protocolos, Memoria Histórica; de Guillermo Buhigas, páginas 159 y siguientes. Sekotia, Madrid, 2008. También en La CIA en España, de Alfredo Grimaldos, Pag. 39/47 y 124; Debate, Barcelona, 2006.
[8] Mis conversaciones privadas con Franco, por el Teniente General Francisco Franco Salgado Araujo, página 507; Editorial Planeta, Barcelona, 1978. También en: Soberanos e intervenidos, de Juan Garcés.
[9] Citado por Javier Casals (Revista “Clío”, abril 2004) en relación con el libro Yo maté a un etarra: Secretos de un comisario de la lucha antiterrorista, de Jorge Cabeza, Editorial Planeta, Barcelona, 2003.
[10] Del autoritarismo a la democracia, estudios de política exterior española, por Juan Carlos Jiménez y Charles Powell; pag 33. Silex Ediciones. Madrid, 2007. Mountbatten era masón, como casi todos los miembros de la realeza inglesa y familia de los Rosthchild (parientes de los Mountbatten): http://www.trosch.org/eur/mason-graphics-e.html, http://apologista.wordpress.com/2008/04/21/la-francmasoneria-sus-creencias-y-sus-miembros-mas-destacados-en-los-estados-hundidos/ y http://blogs.myspace.com/index.cfm?fuseaction=blog.view&friendId=237183579&blogId=305130519.
[11] Del 20D al 11M, una historia de falacias y encubrimientos, por Ismael Medina.
[12] ¿Dónde está el sumario de Carrero Blanco?, de Ricardo De la Cierva, página 125.
[13] Abraham ben Elazarm o Heinz Alfred Kissinger, más conocido como Henry Kissinger, era un judío alemán nacido en Fürth (Baviera) en 1923. Con veinte años (1943, en plena guerra entre EE.UU y Alemania) se nacionalizó norteamericano. Siempre estuvo muy relacionado con el Centro de Estudios y Proyectos de la Fundación Rockefeller, de la que obtuvo una beca en 1947, tras pasar por Alemania con las fuerzas de ocupación y ser, a pesar de su empleo de sargento, administrador de la ciudad de Bensheim; durante esta etapa estuvo acusado de ser espía soviético. En sus memorias reconoce que quien más influyó en su vida fue Nelson Rockefeler, quien le introdujo en la política de alto nivel en 1955 (The White Hous years, Editorial Atlantida, Buenos Aires, 1979; por cierto, en las mil páginas del libro no dedica ni una palabra a Carrero). Con el tiempo fue, junto con Zbigniew Brzezinski, uno de los dos principales estrategas e ideólogos de la Comisión Trilateral. En 1973 recibió el Premio Nobel de la Paz junto con el norvietnamita Le Duc Tho (como la guerra se prolongó a pesar de los acuerdos de paz, Led Duc Tho renunció al millonario premio, pero Kissinger prefirió conservar el dinero). Está generalmente admitido que era masón.
[14] Les vrais maîtres du monde, de Luis Manuel González-Mata, Pag. 265; Editorial Grasset & Fasquelle, París, 1979 (libro nunca traducido ni editado en España). González Mata, alias Cisne e Ikor, fue miembro de los servicios secretos españoles, presumiblemente de los del Alto Estado Mayor, aunque él no lo concreta y difumina cuanto puede estos aspectos; también trabajó para la CIA, llegando a ser Jefe de Estancia en España, y fue jefe de seguridad de Rafael Trujillo, Presidente de la República Dominicana, entre otras actividades encubiertas que el mismo se atribuye; de sus libros se desprende que conocía perfectamente el mundo de los servicios secretos. Por sus atrevidas revelaciones se ganó la crítica y el silencio de los medios oficialistas, pero José María Areilza dijo a Ricardo de la Cierva que su versión sobre el atentado de Carrero es la cierta (¿Dónde está el sumario … Pag. 174). A finales de los años 80 desapareció sin dejar rastro y se rumorea que fue “eliminado”.
[15] Wiliam Colby señaló que el mayor peligro para los EE UU no proviene de la Unión soviética sino de la población mexicana – y en general “hispana”- que avanza al sur del país, y que alcanza los 50 millones al final del siglo, dominando varios Estados,
http://www.solidaridad.net/vernoticia.asp?noticia=1055
[16] ¿Dónde está el sumario de Carrero Blanco?, De la Cierva, página 127.
[17] Citado en Los años del lobo, de Calloni, Stella y Pérez Esquivel, Adolfo; Icaria Editorial, Buenos Aires, 1999 (páginas 18 y 19). Y http://es.wikipedia.org/wiki/William_Colby#cite_note-0#cite_note-0.
[18] Ver Atentado terrorista contra Franco, por Dosydos en Pazdigital, http://paz-digital.org/new/content/view/3642/26.
[19] El camino de España hacia el mercado común;
http://www.diariovasco.com/pg060103/prensa/noticias/Opinion/200601/03/DVA-OPI-347.html
[20] R. de la Cierva, Ob. Cit. Pag. 175.
[21] Campo Vidal, obra citada (Ob. Cit.), Pag.17. Fuente (Ismael): Golpe Mortal, página 215.
[22] Los Servicios de Inteligencia Españoles, de Antonio Díaz Fernández, Alianza Editorial, Madrid, 2005. Y Servicio Especial, de José Ignacio San Martín, Editorial Planeta, Barcelona, 1983. También http://www.ucm.es/info/eurotheo/e_books/jjalcalde/servicios_secretos.
[23] La Falange preparó un atentado contra él el ¿30? de marzo de 1959, que no se realizó por problemas de conciencia del ejecutor; ver La “Voladura Controlada” del Régimen de Franco, por Sigfredo Hillers, Pag. 276/277; Ed. Arcos, Madrid, 2001. R. de la Cierva (Retratos que entran en la historia, Pag. 193; Planeta, Barcelona, 1993): “Carrero se había opuesto desde 1941 al predominio de la Falange franquista inicia y ahora, en los años sesenta, se mostró igualmente hostil a la Falange modernizada que representaban Manuel Fraga y José Solís… Carreo consiguió eliminar políticamente a Muñoz Grandes, partidario de la Regencia”; también da el siguiente y revelador apunte: “Después de Serrano Suñer, don Juan de Borbón fue la segunda gran pieza política que cobró el oscuro marino de Santoña”.
[24] El Rey; Conversaciones con D. Juan Carlos I de España, por J. L. Vilallonga, Pag. 210; Plaza y Janés, Barcelona, 1993.
[25] Grimaldos, Ob. Cit., Pag. 126. http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Carrero_Blanco#Bibliograf.C3.ADa. Y Los planes atómicos de Franco y Carrero, http://www.elcorreogallego.es/indexSuplementos.php?idMenu=15&idNoticia=354334
*José María Manrique es coronel de Artillería, diplomado de Estado Mayor, autor de varios libros sobre temas de historia militar española moderna: ‘Las armas de la guerra civil’, ‘La guerra 1936-39 en Sigüenza’, ‘Sáhara Español, una historia de traiciones’, ‘Sangriento combate en Edchera’, ‘CETME’, ‘Las Armas de Destrucción Masiva y la Protección Civil en España’, entre otros muchos.
*Matías Ros pertenece al Cuerpo General de Policía desde 1969. Ha publicado varios artículos sobre temas de seguridad. Desde el asesinato de Carrero ha acumulado todo tipo de informaciones que han caído en sus manos acerca del Almirante.
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (I PARTE)
Toda la verdad sobre el magnicidio de Carrero Blanco: Los prolegómenos del atentado (3 de 7)
http://www.alertadigital.com/2013/12/20/toda-la-verdad-sobre-el-magnicidio-de-carrero-blanco-al-descubierto-los-prolegomenos-del-atentado-3-de-7/
José María Manrique/Matías Ros (Autores del libro ‘El magnicidio de Carrero Blanco’).- Según el famoso y bien documentado periodista Ismael Medina (página Web “Del 20D al 11M” ya citada), basándose en sus conocimientos y en lo que escribió Calvo Serer [1], los partidarios de la ruptura con el Régimen y su solución de una Monarquía encarnada en Juan Carlos consideraban a Carrero Blanco un obstáculo a remover; de e entre ellos la principal fuerza era la autodenominada “Junta Democrática” (la cual contaba con el apoyo encubierto de don Juan de Borbón y Battenberg, en pugna con su hijo) [2].
En este contexto, Medina dice textualmente que: los impulsores del atentado contra el Presidente del Gobierno fueron doce políticos, algunos miembros de la Junta Democrática, reunidos en un chalé de Aravaca; uno de éstos (¿el comunista Alfonso Sastre?) trasladó la iniciativa al grupo comunista que preparaba el atentado de la calle del Correo (el cual se cometió después del magnicidio, el 13 de septiembre de 1974, y produjo 12 muertos y 80 heridos); de allí, a través de un joven militante de la Liga Revolucionaria Comunista, se pasó el recado a ETA.
Basándose en sus pesquisas, en las de la policía tras la detención de Eva Forest a raíz del atentado de la calle Correo (Cafetería Rolando, 13 de septiembre de 1974) [3], y en los posteriores testimonios de ésta, Ricardo de la Cierva y los investigadores de el diario “El País” Ismael Fuente, Javier García y Joaquín Prieto mantienen que ETA y el Partido Comunista (PC) montaron una red de apoyo a los separatistas vascos en Madrid, la cual estuvo operativa en 1972. El elemento clave fue el matrimonio comunista Sastre-Forest (ver http://www.sastre-forest.com/), aunque luego el “aparato” del PC dijera que ya no pertenecían al partido.
Fundamentalmente de manos de De la Cierva, podemos afirmar que la escritora y doctora en medicina, de familia anarquista, Genoveva (Eva) Forest Tarrat (por otros alias: Vitia, la tupamara, la rubia, la loca y la tetas) había viajado a Cuba en 1966, y su marido, el escritor y dramaturgo Alfonso Sastre Alemany, quien fue durante cierto tiempo miembro del comité central del PC, lo hizo en 1972, año en el que la policía registró su casa en Madrid.
Según sus declaraciones en 1977, a la salida de la cárcel (por la bomba de la calle Correo), Eva conoció en Cuba a varias personas que le manifestaron mucho interés porque se impulsara un movimiento de liberación vasco, especialmente un argelino; en la isla estableció la conexión internacional que enlazaría con el “Comité de solidaridad con Euskadi”, creado por ella a raíz del proceso de Burgos. El contacto con la KGB dijo que era “el argelino”, y también, según su testimonio, en aquel comité de solidaridad participaron gran número de intelectuales, miembros del PC y personas próximas a “Cuadernos para el diálogo”, muchos de los cuales formaron la red de apoyo a ETA [4].
En ese entorno de operaciones encubiertas movidas por el comunismo se puede clasificar la detención en diciembre de 1971, relatada por Ismael Fuente en su ya citado libro, de un grupo que pretendía secuestrar a Carrero Blanco. El grupo, izquierdista, contaba con un antiguo guerrillero venezolano y mantenía contactos con el PC y el PCEml-FRAP; esto lo negó, por supuesto, Carrillo, empeñado en una línea de acción de abandono oficial de la violencia [5], pero confirmó plenamente el “grapo” Blanco Chivite.
En abril de 1972, Alfonso Sastre recibió en su casa de la calle Virgen del Vall nº 19, de Madrid, junto con su mujer, a dos etarras (uno de ellos José Miguel Beñarán Ordeñana, alias Argala – flaco- y por entonces Fernando o Chavi). El enlace previo se hizo a través de un jesuita vasco hermano del etarra encargado del contacto; el sacerdote utilizó a otro que era comunista, el también jesuita “Padre Llanos” (José María de Llanos). Aparentemente, los etarras habían viajado a Madrid para conocer, sobre todo y con vistas a un atentado o secuestro, las costumbres del periodista del diario “ABC” Alfredo Semprún, al que consideraban portavoz policial [1].
La información del entorno privado de Carrero pudo salir de los círculos religiosos íntimos de inspiración Opus “La Capilla”, El templete” y “B5”, formados también por jesuitas; estos “círculos” eran para el almirante, a la vez que núcleos de formación y oración, fuente de información del ambiente en relación con el ambiente religioso. Pero uno o varios de los miembros del “clero vasco” de los mismos, que guardaban especiales y secretas relaciones con el Partido Comunista y Comisiones Obreras, pudo actuar como “agente doble”. La conexión clave pudo ser un religioso francés infiltrado en El templete [2].
Argala, bilbaíno y de familia franquista, se incorporó, con 17 años (nació en 1949), a la “Legión de María”, donde un sacerdote le convirtió en separatista, marxista y etarra; durante algún tiempo se le consideró un “intelectual” rival de Federico Krutwig Sagredo. Parece ser que Argala captó una primera información, en Vascongadas, de un militante de la Liga Comunista Revolucionaria vinculado a ETA, por lo que decidió ir a Madrid para comprobarla, junto con Ignacio Pérez Beotegui ( alias Wilson e inglés; había sido delincuente común, motivo por el que huyó a Inglaterra), jefe de los “comandos” operativos. Está generalmente aceptado que la Liga Comunista Revolucionaria, junto a ETA (con la que tenía muchas conexiones) y otras organizaciones “ultraizquierdistas”, dependían (al menos en parte) de una sección específica del PCUS para su acción revolucionaria exterior.
En casa de los Sastre-Forest, un intelectual, amigo del matrimonio, comentó a los etarras por primera vez las peculiaridades de las costumbres de Carrero.
Fue en septiembre de 1972 cuando Argala recibió de la Forest la información más trascendente sobre Carrero (debía ir a las 12 horas del día 14 octubre a la cafetería del Hotel Mindanao), el etarra estaba viviendo su casa, mientras Iñaqui Wilson lo hacía en la de otra comunista, la actriz María Paz Ballesteros. Argala acudió al hotel acompañado de Wilson. En el Mindanao, un hombre de unos 30 a 35 años, alto, moreno, elegante, con traje gris oscuro, gafas y una cartera, sin decir una palabra, sacó un sobre cerrado y se lo dio a Argala, y, tras darle la mano, se fue; dentro había una cuartilla escrita a mano y con mayúsculas que decía “el almirante Carrero Blanco va todos los días a la misa que a las 9 de la mañana se celebra en la iglesia de San Francisco de Borja, sita en la calle de Serrano, frente a la embajada de los EE. UU., con poca escolta”.
Posteriormente ambos comprobaron que efectivamente entraba en la iglesia con un solo escolta (por entonces solo le acompañaba su conductor y ese escolta) y Argala comulgó detrás de él; a aquella misa también asistió el ministro Gregorio López Bravo (también lo haría el día de su muerte, lo mismo que Eva Forest); en alguna otra ocasión estuvieron en aquellas misas disfrazados de curas; la rubia también se turnó en la labor de vigilancia de las costumbres del Almirante. Según Manuel Cerdán [3], los archivos policiales de la época indicaban que el mensajero era una persona vinculada a la “Platajunta” y próxima a la Forest; para la mayoría se trataba de alguien relacionado con la televisión, aunque pudo ser un agente secreto. Por otra parte, la tupamara se había comprometido a facilitar alojamiento seguro al resto de los terroristas que vinieran a Madrid. Wilson, al ser detenido en 1975 en Barcelona, por la delación del “topo” Miguel Lejarza, El Lobo, informó de lo anterior a la policía [4].
De la Cierva sostiene que fueron una docena los etarras que estuvieron en Madrid el otoño de 1972, divididos en dos o tres grupos sin conexión entre sí; por ejemplo, el 22 de noviembre de 1972, en la primera acción de ETA en Madrid, dos hombres asaltan una oficina del DNI (documento nacional de identidad) en la comisaría del barrio de La Concepción, dejando uno de ellos, el etarra fichado Juan Bautista Eizaguirre Santiesteban, alias Zigor -zigoto-, sus huellas en ella (el otro fue identificado como Javier María Larreategui, Achulo -ateo-). Aquello no trascendió a la prensa y por alguna razón no se tomaron medidas [5].
Argala y Wilson viajaron a Francia en diciembre para dar cuenta a la dirección etarra, la cual convocó unas reuniones con Eustaquio Mendizábal Chiquia -pequeño- (antiguo novicio benedictino), José Manuel Pagoaga Peisoto (un antiguo sacerdote misionero en Ecuador), Zigor, Ignacio Múgica Arregui Ezquerra, Isidro María Garalde Mamarru, Jesús María Zabarte Garraz, Domingo Iturbe Chomin, Joaquín María Villar Fangio, y Juan Antonio Urruticoechea Josu Ternera. Peisoto comunicó a Ezquerra, el segundo de Chiquia, su designación como jefe de un “comando” de gran importancia en Madrid, junto a Argala y Wilson.
“Nuestros colaboradores desplazados en Francia nos confirman que el día 15 de los corrientes se celebró una reunión entre elementos directivos del movimiento separatista ETA-ENBATA con miembros de la dirección del PC de Toulouse, en la que se acordó llevar a efecto en distintos puntos de España una operación denominada “NAVIDADES NEGRAS” o “TURRÓN NEGRO”, en la cual se incluyen secuestros, acciones subversivas y violentas, que será realizada en el más breve plazo posible [1]”.
Así rezaba el comienzo del informe que el agente principal en Francia del servicio de información de la Guardia Civil (GC) emitió el 17 de diciembre de 1972. En el mismo también se decía que la reunión giró sobre la mejor forma de colaboración conjunta para forzar al Gobierno español a poner en libertad a los etarras detenidos, estimando que el medio más eficaz era la realización de secuestros tales como los del Príncipe Juan Carlos, el Vicepresidente Carrero, el Director de la Guardia Civil, o, preferentemente, sus familiares. En otro similar de igual fecha, el agente de la Guardia Civil informaba de que un mes antes habían entrado en España separatistas vascos integrados en cinco comandos para fijar su residencia y actuar en distintos puntos (uno de ellos Madrid) y ninguno en la región vasconavarra. Estas informaciones, y otras similares de distintas fuentes, llegaron al conocimiento de Carrero vía Iniesta (Director General de la GC); una de ellas, fechada el 27 de diciembre de 1972, procedía de los confidentes del comisario José Sainz, Jefe Superior de Policía de Bilbao, infiltrados en el mundo abertzale vascofrancés: miembros … destacados de ETA han comentado … que están preparando una acción fuerte en Madrid. Iniesta Cano y los Ministros de la Gobernación (Tomás Garicano Goñi y Carlos Arias Navarro), así como el Director General de la Seguridad del Estado (Eduardo Blanco), tuvieron conocimiento de todo ello. Aparentemente Carrero estaba enterado y dio instrucciones a su familia: si alguna vez me secuestran no deis por mi una perra gorda [2]; pero Agustín Herrero Sanz, jefe de escoltas del Almirante, manifestó posteriormente que él no llegó a conocer dicho informe.
Para González Mata [3]: … en diciembre de 1972, técnicos de los servicios de seguridad de un poderoso país “amigo” del Gobierno Español, gracias a los sistemas de protección exterior de la sede de su embajada, notaron la presencia sospechosa, en sus alrededores, de varios individuos; el “diplomático” encargado del asunto, tras investigar y descartar las casualidades, consultó, particular y discretamente, a un colega de la Dirección General de Seguridad española, quien le informó que los rostros correspondían a “etarras”; a la vez, los “servicios de enlace y coordinación españoles” (servicios secretos) le aseguraron que están al corriente de las actividades de los terroristas y que se ocupaban del asunto”.
G. Mata no precisa que servicios eran, pero, por el contexto, todo apunta a los tradicionales encargados de la información exterior/interior y enlace con los servicios secretos extranjeros: los del Alto Estado Mayor (troisième groupe du service de liaison et de coodination espagnol). Paralelamente, el “diplomático” yanqui avisó a su “central” y sus jefes le ordenaron continuar interesándose por el asunto, pero utilizando elementos de sus servicios secretos instalados en España como estudiantes inscritos en una universidad vasca.
El 14 de enero de1973 Ezquerra, Wilson y Argala viajaron a Madrid; a la entrada de la ciudad un coche conducido por la rubia (por entonces Eva Forest llevaba melena de ese color) les guió hasta el barrio de Aluche, donde se alojaron en un piso que la misma les facilitó. Durante las dos semanas siguientes vigilaron a Carrero, incluso comulgando Ezquerra detrás de él; luego el jefe del comando viajó a San Sebastián y a Francia. El objetivo estaba fijado: secuestrar al Vicepresidente del Gobierno.
Con la colaboración de la Forest alquilaron un piso en la calle del Mirlo nº 1, piso 12-C, en el barrio de Campamento, cerca de la Casa de Campo y de las carreteras de Extremadura y Boadilla. Al ser bastante amplio (130 m2), allí vivieron Argala, Wilson, Achulo, Zigor, Josu Ternera, Quiscur y otros; los etarras permanecieron en él hasta el final, “oficialmente” sin levantar sospechas [4].
Para atraer la atención de la policía, ETA secuestró el 16 de enero al industrial Huarte, obteniendo 50 millones de pesetas por su rescate, y después robó 3.000 kg de dinamita; pero, el 19 de abril de 1973, Chiquia, jefe “militar” de ETA, murió en un enfrentamiento en Algorta (Bilbao). Su apodo dio nombre al “comando” que asesinará a Carrero.
En febrero un policía miembro de los servicios de información de la policía reconoció a varios etarras en una cafetería de Madrid, comunicándoselo a sus superiores, quienes le dijeron que ya estaban controlados. Algo similar ocurrió el mes siguiente, cuando un inspector de policía reparó en alguien que compraba unas esposas en una armería próxima a la Dirección General de Seguridad y luego se reunía con otras personas que le hicieron sospechar; después de seguirlos a su casa y hacer preguntas a vecinos y porteros, llegó a la conclusión de que eran malhechores o terroristas; pidió refuerzos para detenerlos y … quien vino fue otro inspector que le dijo que el tema era cosa de los servicios secretos y que no había que mezclarse.
En abril se produjo un oscuro incidente en las proximidades de la central nuclear de Zorita de los Canes (Guadalajara), ya que el servicio de seguridad de la misma detectó prácticas de tiro en sus proximidades y, a través de la matrícula de uno de los coches implicados, la pista fue seguida hasta que un servicio secreto tranquilizó a la policía al asumir el control de la investigación [1].
Para salvar la crisis provocada por la muerte de Chiquia, entre otras cosas, y con una aparentemente suicida falta de prudencia, en mayo se reunió en Getafe el comité ejecutivo de ETA-V Asamblea; aquella era una zona industrial de Madrid con amplia implantación del clandestino sindicato comunista Comisiones Obreras (CC.OO.). Casi todos eran viejos conocidos de la policía, tanto los miembros de la Coordinadora de ETA (Eduardo Moreno Bergareche Pertur, Sabin, Serrano Izco, Goiburu Mendizábal Goyerre y Pelotas, Esperanza Goicoechea Icharro y Múgica Arregui), como otros que se alojaron en distintos pisos de las calles Alberto Aguilera, General Perón y Avenida del Mediterráneo, entre los que estaban José María Alcibar Ganchegui el general, Juan Miguel Echaguibel cristo melenas, Víctor Aranzabal Balzategui Chinua, Iñigo Suescun Ichilla, Roberto Fernández Palacios Britos, Javier Serrano Izco, Aldasoro, Tomi, Azcoiti, Osobi, Tupa, Fangio y Miquel.
No es comprensible que los terroristas pusieran en la misma cesta casi todos sus huevos y además agitándolos; durante bastantes días una treintena de etarras, incluidos sus máximos jefes y el “comando estrella”, viajan a Madrid y se mueven por la ciudad con total tranquilidad, lo cual no parece tener otra explicación, aparte de contar con la poderosa ayuda comunista, que la de tener “ciertas seguridades”. Curiosamente, Goiburu y Serrano Izco, habían sido detenidos poco antes por las Fuerzas de Seguridad y puestos en libertad al no ser identificados. Según un informe recogido en la “Operación Cantabria”, una investigación militar secreta y extraoficial posterior al atentado, dos semanas después de la reunión, la Guardia Civil detuvo camino de San Sebastián a los etarras Roberto Fernández Palacios y Rufino Serrano Izco, los cuales, en los interrogatorios, declararon que venían de Madrid, donde habían asistido a la asamblea. Parece ser que tampoco en esta ocasión los servicios del Estado sacaron conclusiones [2].
González Mata[3] sitúa también en mayo un incidente en el que la policía, tras un poco claro intento de robo a un piso de los supuestamente alquilados por los etarras y después de largas pesquisas para localizar al inquilino, registró el inmueble y encontró armas y documentos subversivos; de nuevo “un servicio secreto español” tranquilizó a la policía. Por esta época, y según el mismo autor, los espías norteamericanos, ¡y los españoles!, ya controlaban alguno de los pisos etarras mediante micrófonos ocultos; más adelante aportaremos la prueba de que estas escuchas están documentadas por testimonios de primera mano.
Durante el primer semestre de 1973 los etarras se dedicaron en Madrid, fundamentalmente, a organizar la red de alojamientos y a construir los escondites o zulos en los pisos francos para encerrar a los que pudieran secuestrar. También, con llamativa temeridad, a otras actividades tales como comprar esposas haciéndose pasar por policías, alquilar dos coches con la documentación verdadera de Javier María Larreategui Cuadra Achulo (quien también se permite enseñar su pistola a unos amigos vascos que encuentra en la calle) y hacer numerosas prácticas de tiro en la sierra [4]. Y siguieron llegando más etarras: Zigor, Rosario Lasa Leunda (mujer de Ezquerra), Esperanza Goicoechea Eloriaga Charo y Pedro Ereño Gorrochategui El Pelos.
Ezquerra, a nombre de su mujer, adquirió una mercería en la calle Doctor Fleming, tienda que fue objeto de un espectacular robo, por lo que tuvieron que abandonar la idea de transformarla en cárcel popular y deshacerse del local; también alquilaron un piso de seguridad en el Paseo de La Habana. Con ellos, ETA dispuso de toda una red de pisos: el de la calle Mirlo; otro alquilado por Achulo en la calle General Perón, en el que llegaron a vivir hasta nueve etarras; otro en la Avenida del Mediterráneo, comprado por Argala; y otro más en Alberto Aguilera, alquilado por Ezquerra. En total, ETA, con la ayuda comunista, llegó a contar, en distintos momentos de aquel proceso de dos años, con un total de siete pisos y un local comercial.
Los etarras contaron con el vital apoyo de viejos militantes del PCE, quienes proporcionaran a los vascos distintos alojamientos y el zulo-prisión al que llamaron “la granja”, situado en la calle Hogar, nº 68, 4º D, en Alcorcón (localidad madrileña próxima al piso de la calle Mirlo y a la carretera de Extremadura); la casa la compró Eva Forest con 400.000 pesetas que le dio Ezquerra, y el zulo lo preparó el comunista Antonio Durán Velasco (un comunista de la central sindicalista CC.OO. que había organizado todas las huelgas de la fábrica de motores Perkins y estaba procesado; la vivienda se escrituró a nombre de cuya mujer), entre junio y septiembre de 1973, con la ayuda de otros dos “albañiles” de ETA. La colaboración de la Forest fue constante y fundamental; cuando fue detenida en 1974 aún guardaba en su piso de Virgen del Vall nº 19, junto con varias armas, los uniformes de Alférez de Infantería que se habían hecho Achulo y Quiscur para facilitar su huida. No se descartan otros apoyos, pues las declaraciones de los congresos del PSOE en aquellos años apoyaban explícitamente el terrorismo vasco.
Según la versión oficial, el nombramiento en junio de Carrero como Presidente del Gobierno impulsó a ETA a abandonar la idea del secuestro, porque supuso que su escolta se incrementaría drásticamente (sólo aumentó en un vehículo más con su conductor y dos policías). A mediados de julio, como las vacaciones oficiales dispersaban a los posibles objetivos, y para poder participar libremente en la asamblea de ETA “militar”, Ezquerra ordenó que también los etarras que entonces estaban en Madrid abandonaran temporalmente la ciudad. Ezquerra fue detenido en Madrid en 1975, tras las delaciones del infiltrado Lobo; en sus declaraciones dijo que en el verano de 1973 solo se quedaron en Madrid Wilson, Argala, Zigor y él. Luego llegaron otros ocho para reforzarles, ante el aumento de escolta del ya Presidente: José María Aldasoro Artola, José Luis Arrieta Zubimendi, José Antonio Garmendia Artola, Javier María Larrategui Cuadra, Miguel Lujúa Gorostiola Miquel, Manuel Michelena Loyarte, Tomás Pérez Revilla y José Joaquín Villar Gurruchaga; más adelante se nombraría a Jesús Zugarramurdi Huici como jefe de todo el grupo del atentado [5].
El 20 de julio visitó el príncipe la ciudad de Toledo y la policía constató la presencia en ella del liberado de ETA José Miguel Lujua Gorostiola, siempre sin consecuencias para ETA [6].
Recordemos los avatares organizativos de la organización separatista en aquellos años. La VI Asamblea de ETA se había celebrado el verano de 1970 en Bayona (Francia). En ella los “obreristas” decidieron expulsar a los partidarios de los atentados, muy diezmados entonces por la acción de la policía. Los “militaristas” (terroristas), se negaron a reconocer su celebración y a partir de entonces se autodenominaron “ETA V-Asamblea”; en 1972 se les unió el grupo Ainchina, el más partidario de la violencia de los que formaban las juventudes del PNV. Los “obreristas”, a su vez, se denominaron “ETA VI-Asamblea”, la cual, posteriormente se dividió en otros dos sectores, los MAYOS (mayoritarios, que en 1973 se integraron en la Liga Comunista Revolucionaria) y los MINOS (minoritarios, que lo hicieron en la Organización Revolucionaria de Trabajadores y el PC), yéndose algunos con los terroristas.
Como consecuencia del atentado contra Carrero, los obreristas que aún quedaban en ETA-V la abandonarían y fundarían el Partido Revolucionario de los Trabajadores Vascos. Queda clara, de nuevo, la composición marxista y peneuvista de ETA y su identificación con el PC.
La VI Asamblea de “ETA-V Asamblea” se inició en Hasparren (Francia) en agosto de 1973. Allí, Chomin, Peisoto y Ezquerra, decidieron asesinar al Presidente; Juan Manuel Goiburu, miembro del Comité Ejecutivo, dio su conformidad al cambio de misión de la “Operación Ogro”.
Los etarras retornaron de nuevo a Madrid en septiembre, ahora bajo el mando de Jesús María Zugarramurdi Hiuci, alias Quiscur y el rizos, quien llegó a Madrid con Ezquerra, Goiburu y Chomín.
El 11 de septiembre la tupamara “puso mesa y mantel” en su casa para una reunión en la que ella, Argala y Wilson hablaron abiertamente de la nueva misión: asesinar a Carrero. El desacuerdo de Wilson con la Forest determinó su marcha de Madrid para San Juan de Luz (Francia). Según declaró el “albañil” Antonio Durán, tras su detención como consecuencia del atentado de la calle Correo, él participó también en aquella reunión y conocía la misión [7].
El día 23 los etarras robaron con éxito la armería Alonso, en la calle San Francisco de Sales; no hubo detenciones. Su acento vasco fue captado por el dependiente, el cual se lo comunicó a la policía; ésta, no obstante, no le mostró ninguna foto de separatistas vascos para tratar de identificar a los asaltantes [8]. González Mata (“Terrorismo Internacional”, pag. 325 y “Les vrais maîtres du monde”, pag. 115) añade que el dueño de la armería estaba hablando con un coronel de la guardia civil en el momento de iniciarse el atraco (la tienda está aun en el paseo de San Francisco de Sales, muy próxima a la Dirección General de la Guardia Civil), el cual avisó a la policía, con el resultado de que el coche de patrulla enviado fue interceptado por otro de un servicio secreto español, cuyos tripulantes tranquilizaron a los policías del “091”.
Además, en octubre fue detenido en Bilbao el etarra Jesús María Zabarte Arregui Garraz, quien confesó que los distintos DNI a su nombre que se le encontraron le fueron entregados por Múgica Arregui, dándose la circunstancia que los mismos estaban confeccionados con las cartulinas robadas hacía un año en Madrid; también dijo que en el Sur de Francia había más de 50 etarras dispuestos a pasar a España en varios grupos, y que él mismo había entregado a Achulo 250.000 pesetas en Madrid. El 1 de ese mismo mes de octubre Argala alquiló un piso, en la Avenida del Mediterráneo nº 30, a una persona que resultó ser el Teniente Coronel del Ejército Alberto SerranoVals, el cual dio muestras de sospechar algo, por lo que se rompió el contrato [9]. El 12 de aquel agitado mes (Fiesta del Pilar), Wilson y Argala, junto con Achulo, arrebataron su subfusil a un centinela de la puerta de Capitanía General [10].
En octubre y noviembre Argala vivió en casa de la actriz de TVE María Paz Ballesteros “Pata” y del director de teatro Vicente Sainz de la Peña, según testimonio de la misma; un año después también viviría varios días Juan Manuel Galarraga Pocholo, junto con el Tanque y el Tupa, varios de los que construyeron las cárceles/refugio en el verano de 1974 [11]; ambos eran comunistas allegados a Eva Forest.
Parece evidente que estos reveladores datos fueron bloqueados en algún sitio sin que llegaran a surtir efecto. Carrillo, el máximo dirigente del PC, afirmó en alguna ocasión: Si alguno de nuestros militantes hubiera cometido la décima parte de las imprudencias que cometieron los etarras, yo estoy seguro de que la policía hubiera dado con él y lo hubiera detenido [12]. El luego General Fernández Monzón, por entonces destinado en el SECED, sería de la misma opinión: Los propios etarras dicen que estuvieron seis meses vigilando la puerta principal de la iglesia de San Francisco de Borja, en la calle Serrano, desde la parada de autobús de la acera de enfrente, que está prácticamente en la puerta de la embajada americana; eso, con la vigilancia enorme que hay allí, resulta pintoresco; tanto como que los norteamericanos no se enteraran, con detectores de todas clases, de que se estaba perforando un túnel a 80 metros de allí [13]; es llamativo que el día de la llegada de Kissinger a Madrid y a menos de 100 de la puerta de la embajada norteamericana, dos etarras colocaron descaradamente 50 metros de cable en una fachada y nadie sospechara.
Otro testimonio esclarecedor lo dio Miguel Lejarza Eguía, El Lobo, Gorca o “el del coche blanco”, el famosísimo topo infiltrado en ETA a raíz del asesinato de Carrero y que consiguió la captura de 158 miembros de los polimilis (cúpula directiva incluida), en julio de 1975. Lobo declaró con relación al magnicidio: “Pienso que ha habido una manipulación muy fuerte, a niveles políticos muy altos y con conexiones internacionales; los destinos de España en aquella época estaban muy relacionados con los intereses de EE.UU.
(…) El control sobre todo lo que ocurría en España en la década de los setenta era total y la CIA tenía colaboradores e infiltrados en todos los estamentos políticos, legales y clandestinos, así como en los movimientos subversivos y, por supuesto, en el sur de Francia y en ETA, (…) El propio Ezquerra, jefe del comando que mató a Carrero, me confesó que estuvo bajo sospecha de trabajar para la CIA (…) Un comando bragado no te viene y se está aquí un año preparando una cosa, eso es imposible; ¡vamos!, y menos que vengan los dirigentes, los principales y se pongan aquí a hacer una cosa de esas; eso no se lo puede creer nadie, es imposible; yo conozco perfectamente a esta gente, conozco su forma de pensar y, desde luego, es totalmente imposible; por eso, a mí no me cabe ninguna duda de que hay una mano muy fuerte detrás de todo esto, una mano fortísima y estos son simples peones, los manejan”. [14].
En varias ocasiones tanto la Policía como la Guardia Civil estuvieron a punto de detener al “comando”, pero órdenes superiores lo impidieron siempre. En el vecindario, a los ocupantes del piso de la calle Mirlo, que se hacían pasar por estudiantes y trabajadores, algunos incluso los llamaban “los de ETA” por lo raro y poco discreto de su comportamiento; un miembro del Servicio de Información de la Guardia Civil que lo detectó y comprobó, lo puso en conocimiento del Servicio, llegando el Jefe de la 111 Comandancia de la Guardia Civil “Madrid Exterior”, el entonces Teniente Coronel Francisco Agudo, a montar la correspondiente operación para irrumpir en el piso, pero una llamada de teléfono le ordenó que se suspendiese la acción [15]. En aquella vivienda, según Eva Forest al menos una vez se produjo un disparo accidental. Quizás por todo ello hay versiones de que dos meses antes del atentado fue abandonada, pero dejando planos con itinerarios de Carrero y otras pistas delatoras, entre ellas el teléfono del refugio secreto del dirigente comunista Simón Sánchez Montero en un envoltorio de medicinas, todo lo cual induce a pensar, de ser cierto, en un desalojo de urgencia, quizá tras un aviso, pero más bien parece que “alguien” dejó aquellas fáciles pistas para señalar a los autores “oficiales”.
Abundando en lo anterior, un agente del servicio de información de la GC, que trabajaba en Francia con el nombre clave de Tormes, les dijo a los escritores Estévez y Mármol que él, contando con el apoyo de Serge Demagnian Sena, un coronel francés de la OAS (Organisation de l’Armée Secrète, contraria a la independencia de Argelia) y antiguo jefe del servicio secreto militar en Argel, dio noticias de la intención de asesinar a Carrero cinco meses antes del atentado. Llegaron a contar con la ayuda de un funcionario que copiaba informaciones del despacho del Ministro del Interior galo. Pero hubo un alto jefe militar que tuvo interés en romper toda la “operación Doble E”. Tormes señaló al General Prieto López (quien le apartó del servicio de información, acusándole de apropiación de fondos reservados) y a Sáenz de Santamaría (Coronel Jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil entre 1971 y 1975) [16]. Quizás fuera este mismo agente el que recuerda el periodista Ismael Medina: la Guardia Civil había infiltrado en ETA a uno de sus miembros, que al tiempo se había ganado la confianza de un agente de los servicios secretos franceses; el guardia avisó a su superior inmediato con muchas semanas de antelación de que ETA preparaba el asesinato de Carrero; sus repetidos informes fueron bloqueados por ese superior, quien, dos años más tarde, con el sobrenombre de Barber, sería uno de los dos capitanes de la guardia civil en el CESID que, en vísperas del atentado en el despacho de abogados de la calle de Atocha, se entrevistaron en la Cafetería Dólar con el cabecilla del grupo que lo cometió [17]. Campo Vidal da el nombre de José Espinosa Pardo como el del agente de los servicios de información españoles y argelinos que avisó, en aquel otoño, de que ETA preparaba un atentado contra Carrero [18]; según Espinosa, un sector de ETA quería impedir el atentado y se lo insinuaron a él para que lo hiciera llegar al Coronel Slim Hoffman, pensando que éste haría desistir a los vascos de su plan.
José Ignacio San Martín, Jefe del SECED, escribió en su mencionada obra que “es rigurosamente cierto que el entonces Director General de la GC, días antes del atentado, me informó sobre la intención de ETA de secuestrar al Almirante y a su esposa”.
El 14 de diciembre de 1973 se celebró el último Consejo de Ministros del Gobierno de Carrero, en el que Arias anunció inminentes e inconcretas acciones terroristas de ETA [19].
*José María Manrique es coronel de Artillería, diplomado de Estado Mayor, autor de varios libros sobre temas de historia militar española moderna: ‘Las armas de la guerra civil’, ‘La guerra 1936-39 en Sigüenza’, ‘Sáhara Español, una historia de traiciones’, ‘Sangriento combate en Edchera’, ‘CETME’, ‘Las Armas de Destrucción Masiva y la Protección Civil en España’, entre otros muchos.
*Matías Ros pertenece al Cuerpo General de Policía desde 1969. Ha publicado varios artículos sobre temas de seguridad. Desde el asesinato de Carrero ha acumulado todo tipo de informaciones que han caído en sus manos acerca del Almirante.
[1] González Mata en Les vrais …, pag 113, y Terrorismo Internacional, Pag. 322.
[2] Estévez y Mármol, Ob. Cit., páginas 109/110, 98/100 y 235.
[3] González Mata en Terrorismo Internacional, Pag. 323 y Les vrais maîtres …, Pag. 114.
[4] Estévez y Mármol, Ob. Cit., Pag. 98/100 y 122. Fuente (Ismael): Golpe Mortal, Pag. 245.
[5] Fuente (Ismael): Golpe Mortal, página 297.
[6] Estévez y Mármol, Ob. Cit., página 130.
[7] De la Cierva, Ob. Cit. Pag. 182.
[8] Boletín Informativo 7/74 de la Dirección General de Seguridad, pág. 24. Como bien dice el articulista Manuel Cerdán, “casualmente, la armería estaba situada frente al hotel Mindanao, donde Argala se había entrevistado con el personaje misterioso, y a 100 metros de donde, años después, Urrusolo Sistiaga secuestrará a Emiliano Revilla”.
[9] Estévez y Mármol, Ob. Cit., páginas 127/128 y 130.
[10] Boletín Informativo 7/74 de la Dirección General de Seguridad, Pag. 25.
[11] Lidia Falcón: Martes y 13 en la calle del Correo, Pag. 104, 111, 112 y 237; Ed. Planeta, Barcelona, 1981
[12] Estévez y Mármol, Ob. Cit. Pag. 182. C. Vidal (Ob. Cit., Pag. 33), anota que Carrillo dijo “Desde los años de las guerrillas yo tenía claro una cosa: que no se podía trabajar en una ciudad española como lo hizo este comando, y menos en pleno Madrid durante varias semanas, sin que ese trabajo lo detectara la policía”.
[13] La CIA en España, de A. Grimaldos, Pag. 116.
[14] Estévez y Mármol, Ob. Cit., página 243.
[15] Estévez y Mármol, Ob. Cit., páginas 105/106.
[16] Estévez y Mármol, Ob. Cit., páginas 221 a 228. Más adelante se hablará de él.
[17] I. Medina en Anómalas promociones al mando en Interior y Defensa; “Vistazo a la Prensa”: nº 141, 12-XI-2004, http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?Id=1878. En realidad, el Capitán de Infantería Luis Barber Bueso era un hombre de Gutiérrez Mellado.
[18] Campo Vidal, Ob. Cit., páginas 25 y 140.
[19] De la Cierva, Ob. Cit. Pag. 144.
[1] ¿Hacia la III República Española? En defensa de la Monarquía democrática, de Rafael Calvo Serer. Plaza Janés. Barcelona, 1978.
Ver también, de Javier de Echegaray: http://209.85.229.132/search?q=cache:qGYkXkF2Rc0J:www.pensamientohispanico.com/articulos.htm+archivos+TENEMOS+SENTENCIA+site:www.pensamientohispanico.com&cd=2&hl=es&ct=clnk
[2] La Junta Democrática de España fue establecida por el PCE a comienzos de los años 70, con la adhesión gradual de Comisiones Obreras (CCOO), Partido Socialista Popular (PSP), Partido del Trabajo de España (PTE), la Asociación Socialista Andaluza (ASA) y personajes “independientes”. Tras su unión con una organización similar del PSOE dio origen a la Platajunta.
[3] Murieron 12 personas y fueron heridas otras 80; ver http://www.vianetworks.es/personal/angelberto/correo.htm
[4] Fuente (Ismael), García (Javier) y Prieto (Joaquín): Golpe Mortal, Pag. 76 y 85; El País/Aguilar, Madrid, 1983
[5] El control soviético de los comunistas españoles, como el de los de otros países, aparece claramente plasmado en el Informe Mitrojin, el cual “demuestra de forma fehaciente la existencia cierta, sin ningún matiz irónico, del Oro de Moscú”. Carrillo, tras la unión entre las juventudes socialistas y comunistas en 1936, “pasó a ser controlado no sólo por el aparato de la Internacional comunista, sino de los servicios de inteligencia soviéticos, en aquella época la NKVD; concretamente bajo la supervisión de Iosif Grigulevitch, alias Maks y Felipe (Ángel Maestro en http://www.galeon.com/razonespanola/r113-oro.htm; ver también http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo_Mitrojin). Y de esas mallas difícilmente se escapaba, por mucho que se quiera decir lo contrario y aunque después de la postura de Carrillo tras la invasión de Checoslovaquia el KGB pagara a disidentes del PCE. Una de las revelaciones de Mitrojin es que los soviéticos tenían controlado el teléfono de Kissinger y otra la confirmación del absoluto dominio sobre Carlos (Chacal).
[1] Campo Vidal, Ob. Cit. Pag. 20. Las razones de un asesinato, de Carlos Estévez y Francisco Mármol, pag 77 y sig.; Editorial Temas de Hoy, Madrid 1998. De la Cierva, Ob. Cit. Pag. 157.
[2] ETA nació …, de Álvaro Baeza, Pag. 314 a 316, 504 y 543/4. Baeza es un hombre próximo al separatismo vasco que, de joven en San Sebastián, “soñó con hacer la revolución socialista por la fe de Cristo” (Ob. Cit. pag 690); su información del ambiente religioso es buena.
[3] El Mundo, Sábado, 20 de diciembre de 2003. Año XV. Número: 5.127; http://www.elmundo.es/papel/2003/12/20/espana/1548246.html
http://209.85.229.132/search?q=cache:dll441w4z-kJ:xa.yimg.com/kq/groups/19154088/1700107752/name/Carrero%2B-%2BEl%2BMundo.doc+general+eduardo+Blanco,+seguridad+del+estado&cd=10&hl=es&ct=clnk&gl=es.
[4] WILSON: secretos a la tumba; http://www.interviu.es/default.asp?idpublicacio_PK=39&idnoticia_PK=49396&idseccio_PK=558
[5] Boletín Informativo nº 7 (14-II-74) de la Dirección General de Seguridad, Comisaría General de Investigación Social. Estos boletines fueron mandados quemar, ante notario, en los primeros meses de la “transición”.
[1] Las razones de un asesinato, de C. Estévez y F. Mármol, páginas 84/90. Y http://www.labrujuladeicaro.org/carrero%20razones%20ocultas%20de%20un%20asesinato.pdf. También en Información y Servicios Secretos en el atentado … , páginas 20/25 y 139/142.
[2] Diez céntimos de peseta; Fuente (Ismael): Golpe Mortal, página 45.
[3] En Les vrais maîtres …, Pag. 110 y Terrorismo Internacional, del mismo, Pag. 309 a 343, Argos Vergara, Barcelona 1978.
[4] Carrero, las razones ocultas … de Estévez y Mármol, pág. 104.
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (I PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (II PARTE)
Toda la verdad sobre el magnicidio de Carrero Blanco, al descubierto: Los detalles del asesinato (4 de 7)
http://www.alertadigital.com/2013/01/16/toda-la-verdad-sobre-el-magnicidio-de-carrero-blanco-los-detalles-del-asesinato-4-de-7/
José María Manrique/Matías Ros (Autores del libro ‘El magnicidio de Carrero Blanco’).- Según la versión oficial filo-etarra, a mediados de noviembre, Achulo alquiló el semisótano de la calle Claudio Coello 104,desde donde se iba a atentar contra el Presidente. Para velar por la seguridad de Kissinger, quien llegará a Madrid el 18 de diciembre y se alojará en su embajada, varias semanas antes habían llegado unos 20 agentes de la CIA, de los que volveremos a hablar más adelante.
El 3 de diciembre, Achulo, Argala y Quiscur comenzaron las obras para construir la galería, de 7 m de longitud, 50 cm de ancho y 60 cm de alto, y terminada en forma de T, con el tramo transversal de la misma paralelo al eje de la calle y aproximadamente a un metro por debajo de ella; cada día avanzaban una media de 2 metros; el material que sacaban lo introducían en sacos y bolsas de basura, hasta un total de unos 500.
El ruido producido, sobre todo al perforar el muro (tardaron todo un día en ello), fue ensordecedor y difícilmente achacable al producido por el supuesto escultor que habitaba el local (el domingo anterior al atentado los golpes, seguidos y muy intensos, repercutían en las paredes de la finca). La galería se hizo profundizando en el suelo, para evitar las conducciones de electricidad, teléfono, alcantarillado, gas y agua; esto hace suponer que tuvieron información precisa sobre el trazado de las mismas. Después, a medida que avanzaron por debajo de la calle, se impregnó el portal, la escalera de la finca, e incluso la calle, de un fuerte olor a gas o tierra putrefacta, de forma que varios vecinos se quejaron al portero [1].
Más adelante veremos que se produjeron avisos, por parte de la Embajada de Italia, de ruidos de perforaciones a horas en las que no podían corresponder a ninguna obra. Algunos vecinos y jesuitas también se quejaron; en este sentido, Blas Piñar, en una conferencia pronunciada el 18 de diciembre de 2003, testimonió la queja de una pariente de su mujer que vivía en el nº 110 de la misma calle Claudio Coello. Ninguna de ellas fue investigada.
Se dio la más que extraordinaria circunstancia de que el portero, llamado José María Clemente y de 28 años, era miembro de la Policía Armada en activo, siendo su principal actividad dar protección, de uniforme, en la no muy lejana casa de Tomás Allende, Ministro de Agricultura, saliendo todos los días así vestido de casa; no es de recibo que, en una zona tan sensible y con tal profesión, este portero, en base a sus observaciones, las de su familia y las de los vecinos, no hubiera investigado e informado, máxime cuando, las vísperas del atentado, los etarras, apenas disfrazados de electricistas, tendieron más de 50 metros de cable, por las fachadas de los edificios y a 3 m de altura con relación a la acera, hasta la esquina de la calle Diego de León.
Hay que tener en cuenta, para ponerse en situación, que, además de la Embajada Norteamericana, donde radicaba la estación central de la CIA, el mismo Presidente vivía a unos 150 m de la mina, y que también había otros edificios oficiales (el de la Diputación Provincial, el de Radio Nacional) y viviendas importantes; con lo que ello conlleva, pues ninguna seguridad se limita a “puertas para adentro”, siendo práctica obligada la vigilancia de las proximidades.
La dirección de ETA, a propuesta de Pertur, fijó con antelación como fecha del atentado el 18 de diciembre, dado que poco después estaba previsto el comienzo del juicio contra diversos comunistas de CC. OO. (Proceso 1001); luego se retrasaría al 20 para no coincidir con la visita a Madrid de Henry Kissinger los días 18 y 19, primera oficial a España del judío alemán.
Según las mismas fuentes, Ezquerra, Chomín, Trepa, Quiscur, Achulo y Argala probaron a las afueras de Madrid el funcionamiento del interruptor que debería iniciar la explosión a distancia. Aparentemente, un etarra con conocimientos de electrónica, compró un interruptor de precisión en Bilbao, pero, al comprobar que no era efectivo por las interferencias del tráfico intenso de la zona se vio obligado a comprar otro. Ezquerra y Chomín se desplazaron a Burgos el 13 de diciembre y allí Antonio Elorza Willy les entregó la dinamita, la cual transportaron hasta la calle Claudio Coello en el maletero de un Morris blanco que Quiscur había alquilado con documentación falsa.
Una semana antes del atentado, Goiburu envió desde Francia a otro comando para recoger y dar protección a Trepa, Chomín y Ezquerra en su vuelta al “santuario” francés. A partir de ese momento, teóricamente sólo quedan en Madrid Quiscur, Argala y Achulo.
Durante la tarde noche del día 18 se dieron los últimos retoques al túnel y a la carga, tendiendo a continuación Argala y Quiscur, sin ningún problema, los cables por las fachadas. Tres cargas de dinamita, de 25 kg cada una y a un metro de distancia entre sí, estaban, según los etarras, situadas en los extremos y el centro del trazo superior de la “T” de un túnel perfectamente apuntalado para resistir el tráfico rodado; sin duda un diseño de artificiero profesional y una ejecución de aparejador experto. La carga explosiva tuvo también un perfecto “atraque”, mediante sacos de la misma tierra que se había extraído en la perforación, de forma que los efectos de la explosión se dirigieron eficazmente hacia arriba, no hacia los lados o el túnel de acceso, lo cual demuestra una vez más un muy buen conocimiento de técnicas de explosivos; y no es materia baladí, porque, en 1937, un atentado similar contra Oliveira Salazar falló al hallar la onda expansiva un camino más fácil por las próximas alcantarillas y colectores.
El mundo policial denominó “Chacal” al desconocido profesional que diseñó el túnel y la disposición inicial de las cargas, es decir, la mina; su primera aparición en la prensa española tuvo lugar en el diario ABC, el 13 de enero de 1974, de manos del ya mencionado periodista Alfredo Semprún, quien recogía informaciones llegadas de París. El enlace con Chacal, quien desapareció de escena días antes del atentado, en ocasiones se ha atribuido a Lidia Falcón [2].
Con relación a las cantidades de explosivo (y sus tipos) y a las dimensiones del túnel, se dan aquí las más comúnmente aceptadas, pero hay que decir que tienen su origen, por supuesto interesado, en las declaraciones etarras, pues no hubo forma científica de llegar a determinarlos una vez producida la explosión y la inundación posterior del embudo. Pero, como dice González Mata (“Cisne” paginas 335 y siguientes), ETA incurre en multitud de contradicciones, tanto por escrito como de palabra, por lo que seguramente nunca se conocerán con exactitud.
Insistimos en calificar de “oficial”, en contraposición a “auténtica”, la versión etarra, porque, además de los testimonios anteriores que demuestran que hubo otros actores, y otros que veremos más adelante, se constató que la huida de Madrid se hizo de forma distinta a la difundida por ETA. Además, el famoso terrorista Ilich Ramírez Sánchez Carlos, tras ser detenido el verano de 1994, declaró inicialmente que jamás había encontrado a miembros de ETA antes de 1995; pero, más tarde, afirmó ante el juez: Solamente a comienzos de los años 70 acepté ir a Madrid cuando revolucionarios franceses e iberoamericanos internacionalistas me pidieron ayudar a ETA para la ejecución del Almirante Carrero Blanco [3]; a los autores nos surgió en seguida la posible asociación de Carlos con la poco definida figura del huidizo Chacal, el desconocido diseñador de disposición del túnel y las cargas.
Por otra parte, el anteriormente citado Tormes, del servicio de información de la GC afirmó también, años después, que alguien le tuvo que dar la idea a ETA; uno de los que hicieron el túnel era el no va más en explosivos, un terrorista francés que había pertenecido a la OAS; Serge Demagnian (a) Sena dijo “esto es obra de fulano de tal, y ese jamás fue detenido; y ese fue el que colocó los explosivos”; … el General Prieto comentaba que habían sido agentes de la OAS [4].
En similar sentido, circularon, en algunos ambientes, fotocopias de una publicación del PC francés en las que se detallaba, con numerosos gráficos y dibujos, un más que documentado trabajo sobre la perfección con que se había diseñado, perforado, y posteriormente asegurado, el túnel. Para no dejar nada en el tintero, también hay que decir que en las fechas del atentado se publicaron crónicas sobre la supuesta participación de un antiguo sargento de la Legión Extranjera francesa, miembros de la OAS y del IRA, un técnico electricista y un ingeniero de minas [5].
Álvaro Baeza afirma (“ETA nació en …”, pag. 555 y siguientes) que Chacal era un antiguo sargento de la Legión Extranjera Francesa llamado Armand Noelle, el cual había pertenecido a la OAS y al que ETA había convencido afirmando que el Partido Comunista francés apoyaba la operación. Dado que las fuentes etarras se deben poner en cuarentena, por ser interesadas y haberse demostrado falsas en otras ocasiones, es difícil decantarse por si Chacal fue Ilich Ramírez Carlos o Armand Noelle. Pero el propio Baeza escribió que, dado que “en la jerga y mundo secreto internacional sólo había un Chacal y ese era el venezolano Ilich Ramírez”, el francés adoptó posteriormente el apodo de “Leo HHH” (Hanss Herbert Harmant) cuando se introdujo definitivamente en las redes del terrorismo internacional; y algo más clarificador que nos hace dudar de que lo se refiere a Chacal-Leo HHH, según Baeza el día 18 de diciembre de 1973 se abortó el atentado contra Carrero porque Armand Noelle se negó a activar la carga ante la presencia de un coche cargado con ocho colegiales, extremos estos, tanto la fecha como la finura de conciencia, dificilísimos de creer.
La visita de Kissinger comenzó, apenas llegado a España, con una audiencia del Generalísimo y, a continuación, una visita a Don Juan Carlos, en la que el Ministro de Exteriores, López Rodó, detectó que éste hablaba ya casi como Rey. Al día siguiente, víspera del crimen, Carrero y Kissinger se entrevistaron durante más seis horas, al parecer, por lo que el Almirante no tuvo tiempo para despachar con nadie más; oficialmente el diálogo solo duró una hora y únicamente giró en torno al comunismo y a la guerra con la que éste amenazaba, alabando el norteamericano los puntos de vista del español.
Tusell tuvo acceso a algún resumen de la misma en el archivo de la familia Carrero y escribió que “todo intento de pasar (…) a que los Estados Unidos se avinieran a firmar con España un tratado con rango superior al suscrito por los ejecutivos respectivos fue declarado, sin más, imposible por Kissinger, porque el Senado se seguía negando a ello” [6]. Otros “rumores” apuntan también a la irreductible posición de Carrero respecto a la bomba atómica [7].
El Secretario de Estado yanqui pidió, explícitamente, que el contenido de su conversación (¿sucesión y partidos políticos, entrada en la OTAN, convenio bilateral, bomba atómica española?) se mantuviera secreto, incluso entre los altos cargos de sus respectivas administraciones. Tras aquella reunión, Carrero no volvió a pisar su despacho; sin duda, por mucho que se diga, no es normal ni lógico el que de un despacho a tan alto nivel, y de tan larga duración, una de las partes pida expresamente que no se guarde registro de él [8].
El día anterior al atentado, la mujer del Almirante, Carmen Pichot, le preguntó si se habían tomado todas las medidas de seguridad cara al “Proceso 1.001”, a lo que Carrero respondió: no te preocupes, he hablado con Arias y me ha dicho que todo está bajo control [9]. Para Montánchez y Canales, la viuda de Carrero dijo años después: la última conversación telefónica que recibió el almirante la noche anterior fue del coronel (sic) Quintero, hombre de los servicios franquistas, quien le dijo: “Señor Presidente, el comando está bajo control” [10]. Arias era Ministro de Gobernación y Federico Quintero Morente, Teniente Coronel de Caballería, era Jefe Superior de Policía de Madrid y había estado en la escolta del príncipe.
Blas Piñar recuerda que: “En la noche del 19 de noviembre fui a la Presidencia del Gobierno (…) Fui a visitar al Ministro Secretario de la Presidencia, José María Gamazo (…) le transmití mi honda preocupación.El Régimen, a mi entender, había entrado en un proceso agudo y acelerado de crisis, y desde el oficialismo se combatía sin escrúpulos a quienes con desinterés y espíritu de sacrificio tratábamos de mantener públicamente los principios ideológicos … del Movimiento Nacional” (…). Dos cosas indicó Gamazo que quiero destacar: una, que el tratamiento que nuestro grupo recibía del Sistema era tan intolerable como injusto, y que ello exigía -según el Almirante- reparación. Y otra, que se temía un acontecimiento grave, que en concreto se desconocía. A la mañana siguiente, Gamazo le dijo: He aquí el acontecimiento grave de que anoche te hablaba, y que no podíamos presumir [11].
Estévez y Mármol escribieron en su libro (pag. 213 y 222): Nos han revelado que agentes de la guardia civil desplazados al Sur de Francia dieron el aviso a su director general y que algunos mandos de la guardia civil se encargaron de suspender las investigaciones. En similar sentido, según un comunicante de la bitácora de Luís del Pino (majausua, el 2 de Junio de 2006), un oficial de la guardia civil que llegó a subdirector, contaba, en círculos privados, cómo aquella noche estuvieron en alerta por si había que detener a algunas personas; el caso es que la orden de detención no se produjo y al día siguiente Carrero Blanco fue volado; apuntamos lo anterior como muestra de los rumores que siempre han circulado con relación al atentado.
El jueves 20 de diciembre, el Presidente del Gobierno abandonó su casa, en la calle Hermanos Bécquer nº 6, a menos de 50 metros de la puerta principal de la embajada de los Estados Unidos y frente a una de sus tapias, para ir a la iglesia de San Francisco de Borja (“Jesuitas”), situada justo frente a esta última. Aquel día iba a iniciarse el Juicio 1001 a los miembros de CC.OO.; también se iba a debatir, en el consejillo previo al Consejo de Ministros del día siguiente, el Proyecto de Ley de Asociaciones Políticas.
Un jesuita vasco-francés, mencionado anteriormente al hablar de los círculos religiosos del Almirante, puso un pañuelo azul en una ventana del tercer piso de la casa de los jesuitas anexa a la iglesia donde Carrero estaba oyendo misa, que daba a la calle Claudio Coello, seguramente a modo de señal para avisar a los etarras, aunque también parece que sirvió para dar la orden de encendido de la carga explosiva, dado que la visión vertical que se disponía desde la ventana permitía apreciar con precisión la situación del coche con relación al explosivo. El mismo había trasmitido a los terroristas, la noche del 19 y en una cafetería de la calle Diego de León, la confirmación de actuar al día siguiente. A este religiosos jesuita el clero vasco le consideró un honesto colaborador de Euskadi, y ETA y la CIA como un religioso infiltrado por ETA del que nunca más se supo [12]. Álvaro Baeza incluso dio su nombre: Marcel Garmont Zarratalegui, camuflado con el nombre de Marcelo Garmendia Zarratalegui; era efectivamente jesuita e hijo de madre española; en noviembre de 1977 moriría en El Salvador, junto con otros guerrilleros sandinistas y bajo el nombre de Iñaqui Garrate Zarralde, en una acción que el entorno etarra adjudica a la CIA.
A las 09’23 horas, Carrero, tras oír misa y comulgar como todos los días, subió a su coche, un Barreiros Dodge Dart 3700 GT negro, matrícula PMM-16416, sin ningún tipo de blindaje (salvo los de Franco, no hubo coches oficiales blindados hasta 1976). El mismo, seguido de otro de escolta, bajó por la calle Serrano, giró a la izquierda por la de Juan Bravo y volvió a torcer a la izquierda para tomar Claudio Coello; un Austin Morris 1.300 estaba aparcado en doble fila, a la altura de una señal (un trazo rojo vertical de 1 metro) frente al 104 de la citada calle, a menos de 100 m de la puerta de la misma embajada, obligando al tráfico a pasar por encima del trazo superior de la “T” del túnel, donde estaban las tres cargas explosivas. El Morris también estaba cargado de explosivos, aunque estos no llegaron a explotar (se supo de su existencia por la conferencia de ETA seis días después).
En la esquina de Diego de León y Claudio Coello, opuesta a la iglesia de los jesuitas, Argala, vestido con un mono azul y subido a una escalera, activó la bomba a las 09’28, hora en que se paró el reloj del coche de Carrero [13]. El propio asesino, en el libro que escribió con Eva Forest, describió así la explosión: no ví el coche, pero vi que subía el suelo; hizo un ruido sordo; hubo un instante en que parecía que no pasaba nada y, de repente -sin ruido casi- vi que todo el suelo se abría, subía y una nube negra que llegaba hasta los tejados; y empezamos a gritar ¡gas!, ¡gas!.
El vehículo del Almirante, de más de 1.750 kg, saltó en vertical por encima del edificio de los jesuitas (unos 30 m) y fue a parar a una azotea interior del patio del claustro. El enorme embudo producido por la explosión, de unos siete por diez metros de superficie y casi tres de profundidad, comenzó a llenarse de agua de las conducciones rotas.
Argala y Quiscur, quien colaboraba en la vigilancia del vehículo y mandaba la operación, salieron corriendo hacia la calle Diego de León y montaron en el vehículo que en ella les esperaba con Achulo al volante; tras abandonarlo frente a la Escuela de la Policía, se dirigieron a “la granja” (en la calle Hogar 68; domicilio de Antonio Durán), en Alcorcón; en aquel escondite permanecieron casi un mes ocultos, apoyados por los comunistas que les ayudaron a comprar y construir el ya conocido refugio/cárcel.
Aunque el coche de los escoltas también se vio afectado por la explosión, inmediatamente uno de ellos llamó por radio a la central en la Dirección General de Seguridad, dando cuenta de la misma, de no ver el coche del Presidente y de que “huele a gas”, en curiosa coincidencia con lo que habían dicho los etarras como excusa para enmascarar su huida [14]. Carrero Blanco ingresó cadáver en la Ciudad Sanitaria “Francisco Franco”, el inspector José Antonio Bueno[15] Fernández también y el conductor José Luis Pérez Mogena falleció a los pocos instantes de llegar; alguno de los otros escoltas fue herido ligeramente. Avelina Durán, de 27 años, la portera del nº 104 y esposa del policía armada mencionado, resultó herida leve y su hija mayor de gravedad; un taxista también fue herido de consideración. Una treintena de vehículos se vieron afectados por la onda expansiva; concretamente, un Seat 850 fue engullido por el socavón. Los edificios vecinos fueron gravemente dañados.
NOTAS
[1] Estévez y Mármol, Ob. Cit., páginas 132/133.
[2] Fuente (Ismael): Golpe Mortal, página 30. Álvaro Baeza: Ob. Cit. Pag. 371 y 510.
[3] Repatriación para Ilich Ramírez “Carlos”; http://ilichramirez.blogspot.com/2007/04/repatriacin-para-ilich-ramirez-carlos.html del “webmaster” Muammad Abdallah (2007). En el libro de Antonio Salas (pseudónimo) El Palestino (Planeta, Madrid, 2010), el periodista, disfrazado de “musulmán alicantino llamado Muhammad Abdallah”, da una versión más dulcificada de las declaraciones de Chacal (Pag. 537), admitiendo que los etarras, alguno de los cuales habían sido entrenados por Carlos años antes en Argel (Pag. 529), pidieron su colaboración, pero a este le fue imposible ir a España. En todo caso, parece probada la implicación del Comunismo internacional, aunque luego se haya difuminado la misma, incluso con la creación de otro Chacal que reaparece en Argelia en un momento en que Carlos-Ilich ya ha dejado África (Ramírez no se responsabiliza de las actividades de su doble).
[4] Estévez y Mármol, Ob. Cit. página 226.
[5] Campo Vidal, Ob. Cit. Pag. 28.
[6] Javier Tusell: Carrero, la eminencia gris del régimen de Franco, Pag. 428; Editorial Temas de hoy, Madrid, 1993.
Por otra parte, Pío Moa (La Transición de Cristal, página 76, Libros Libres, Madrid, 2010) recoge así la radiografía de Kissinger que surge de la entrevista que el norteamericano sostuvo con Fernández de la Mora en octubre de 1970 (Río Arriba, Pag. 237, Planteta, 1995), quien lo describe como “nervioso, gestero y de aquilina mirada”: Franco -dijo Kissinger- ya ha cumplido su misión, y corresponde a los (políticos jóvenes) de su generación lograr que se retire y deje paso a la democracia”. “Ya tenemos una democracia que, por cierto, liberó a España de la amenaza comunista y la ha llevado a ocupar el 9º lugar en el ranking económico internacional”. “ Me refiero ala democracia con pluralidad de partidos”. “Es el modelo que EE.UU. ha impuesto en una buen parte del mundo, con los resultados que est´n a la vista; por ejemplo, en África e incluso en (…) Hispanoamérica”. (…) “Sólo con partidos políticos se incorporará España a la vida internacional”. “Los tratados hipanonorteamericanos de 1953, reiteradamente renovados, y esta visita de su Presidente, creo que son claros testimonios de presencia internacional”. “Veo que no es usted partidario de jubilar a Franco, ¿por qué?”. “Porque creo que cada año que continúe al frente del Estado nos acercaremos más a los niveles de renta de los países desarrollados (…) como ustedes acabarán imponiéndonos ese modelo (…) habrá tiempo de comprobar si se cumplen sus optimistas previsiones”.
[7] Juan José Pérez en http://www.democracianacional.org/dn//modules.php?name=News&file=article&sid=223 dijo que: “Tras la entrevista Carrero Blanco transmitió la sensación de que había sido amenazado. Los estadounidenses le ofrecieron todo tipo de ayuda si España olvidaba su pretensión de convertirse en potencia nuclear y suscribía el TNP (tratado de no proliferación nuclear).
La conversación entre ambos subió de tono, Kissinger afirmó que España se estaba convirtiendo en una nación peligrosa, a lo que Carrero replicó, rebajando el tono que lo que sucedía era que España se estaba convirtiendo en una nación importante. Kissinger sentenció: Si pero es que cuando España es importante, es peligrosa”. Ver también La relación entre la carrera nuclear española y el asesinato de Carrero blanco,
http://patronio.blog.com.es/2009/04/12/relacion-entre-carrera-nuclear-espanola-y-el-asesinato-de-carrero-blanco-5930603/, y Los planes atómicos de Franco y Carrero, http://www.elcorreogallego.es/indexSuplementos.php?idMenu=15&idNoticia=354334.
[8] Fernández Montón, citado por Grimaldos, Ob. Cit. Pag. 116.
[9] López Rodó: La larga marcha a la monarquía, Pag. 458; Noguer, Barcelona 1977. Estévez y Mármol, Ob. Cit. Pag. 160. De la Cierva, Ob. Cit. Pag. 151.
[10] E. Montánchez y P. Canales en Un informe de los servicios …, diario “La Razón” del 21-XII-2003.
[11] Blas Piñar, en Escrito para la Historia (Tomo I), Pag. 146/7 Editorial Fuerza Nueva, Madrid, 2000.
[12] http://pdf.rincondelvago.com/luis-carrero-blanco.html. A. Baeza, Ob. Cit., pág 511 a 513 y 540 a 551.
[13] Según la versión oficial, otros dos terroristas le cubrían a pie de escalera y en las proximidades. Un cuarto estaba en la Calle Lagasca en el coche en el que huyeron, tras cruzar La Castellana por el próximo viaducto, hasta la cercana calle Miguel Ángel, en la inmediaciones de la Escuela Superior de Policía, donde cambiaron de vehículo (Aguado Sánchez, Historia del Terrorismo de ETA-El Magnicidio …, página 63/3).
[14] Este policía, Miguel Ángel Alonso de la Fuente, con el tiempo sería nombrado Subdirector General Operativo por un Ministro de Interior socialista, entre 1994 y 1996, tras la etapa de los GAL; nada más llegar al poder el PP, el nuevo ministro, Mayor Oreja, lo destituyó; en la actualidad trabaja en la compañía petrolera REPSOL, propiedad de la Caixa catalana.
[15] Con el tiempo, uno de los autores llegaría a emparentar con su familia.
*José María Manrique es coronel de Artillería, diplomado de Estado Mayor, autor de varios libros sobre temas de historia militar española moderna: ‘Las armas de la guerra civil’, ‘La guerra 1936-39 en Sigüenza’, ‘Sáhara Español, una historia de traiciones’, ‘Sangriento combate en Edchera’, ‘CETME’, ‘Las Armas de Destrucción Masiva y la Protección Civil en España’, entre otros muchos.
*Matías Ros pertenece al Cuerpo General de Policía desde 1969. Ha publicado varios artículos sobre temas de seguridad. Desde el asesinato de Carrero ha acumulado todo tipo de informaciones que han caído en sus manos acerca del Almirante.
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (I PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (II PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (III PARTE)
La verdad sobre el magnicidio de Carrero, al descubierto: Peculiaridades posteriores al atentado (5 de 7)
http://www.alertadigital.com/2013/02/06/la-verdad-sobre-el-magnicidio-de-carrero-blanco-al-descubierto-peculiaridades-posteriores-al-atentado-5-de-7/
José María Manrique/Matías Ros (Autores del libro ‘El magnicidio de Carrero Blanco’).- Franco, cuando se enteró, dijo: “han sido los masones” [1]. Según Ricardo de la Cierva, la caja fuerte en la que Carrero, metódico y ordenado, guardaba sus papeles en el despacho de Presidencia del Gobierno (Paseo de la Castellana, nº 3) fue inexplicablemente vaciada momentos después del asesinato, desapareciendo los documentos y las notas personales; de esta forma, nunca sabremos con certeza sobre qué hablaron él y Kissinger.
El mismo historiador comenta que, sobrecogedoramente, aquel despacho tenía una antesala en la que figuraban los retratos de Prim, Cánovas del Castillo, Canalejas y Dato, cuatro Presidentes de Gobierno asesinados por la masonería. Con relación a los papeles en sí, alguien muy próximo al almirante le dijo a su viuda que los tenía Laureano López Rodó [2].
Torcuato Fernández Miranda, el político más próximo al rey, convocó al Gobierno a las 11 de la mañana; el Ministro de Exteriores, López Rodó, se empeñó en que lo más urgente era redactar una nota para las embajadas; el primer telegrama que se envió casualmente lo fue a Kissinger. El Secretario de Estado de EE. UU. informó inmediata y personalmente a Nixon del asesinato de Carrero, con el que se había entrevistado 24 horas antes del atentado y lo hizo en el memorándum secreto 6720, frío y escueto, que escribió con el apoyo del Consejo de Seguridad Nacional: La muerte del presidente Carrero Blanco esta mañana elimina la mitad de la doble sucesión que Franco había organizado para sustituirle. Carrero iba a continuar como Jefe del Gobierno y el Príncipe Juan Carlos, que había sido designado heredero en 1969, iba a convertirse en Jefe del Estado después de la muerte o incapacidad de Franco [3].
Desde un piso franco, ETA estuvo grabando las conversaciones por radio de la policía desde los primeros momentos del atentado; las mismas se reprodujeron en el libro “Operación Ogro”.
Sobre las 10’15 la portera del inmueble de la calle Mirlo subió a sus inquilinos los bocadillos que le habían pedido, porque supuestamente se iban de viaje, percatándose que llevaba armas (González-Mata, “Cisne”, pag. 332).
A las 11’30, los hombres del Comisario General de Investigación Criminal, Lorenzo Benito, descubrieron los cables que partían del semisótano y se dedujo que había sido un atentado. En el registro del inmueble aparecieron pintadas de ETA, como se puede apreciar en las fotografías. Posteriormente, en el piso de la calle Mirlo, en un registro con todas las formalidades legales y dos testigos del vecindario, apareció el teléfono del eventual escondite madrileño del dirigente comunista Simón Sánchez Montero (en el interior de un envoltorio de un medicamento) [4].
El “falangista” [5] Torcuato Fernández Miranda no declaró el estado de excepción, cuando por la muerte del inspector Melitón Manzanas, y sucesos posteriores, rigió desde el 24 de enero al 21 de marzo de 1969; no se tomaron medidas en las carreteras, ni en las fronteras, ni en los aeropuertos; de ello dejaron constancia escrita muchas personas de distinta condición e ideología (Fernando Múgica, Juan María Bandrés, Pilar Careaga).
Únicamente el General Carlos Iniesta Cano dio las órdenes tajantes que los planes previstos contemplaban (“Operación Lucero”), pero fue rápidamente y drásticamente desautorizado por Fernández Miranda y tuvo que retirarlas pronto; Díez Alegría [6], desde luego, influyó en Fernández Miranda y Arias para que se retiraran tales órdenes, y éste último, impulsó a Pita da Veiga (Ministro de Marina y temporalmente del Ejército) y, posteriormente, él mismo y Fernández Miranda forzaron a Iniesta, quien, vencida la tarde, delegó en su jefe de estado mayor, el entonces Coronel José Antonio Sáenz de Santamaría, la contraorden. Lo que es menos conocido, recordó Blas Piñar en la conferencia anteriormente aludida, es que Sáenz de Santamaría no llegó a cursar la orden inicial de Iniesta; así lo declaró posteriormente el propio Sáenz de Santamaría, siendo ya Teniente General en la reserva y “asesor contra el terrorismo” del Ministro del Interior socialista, a la periodista Ana R. Cañil (diario “El Periódico” de 26-XI-1995): que se había equivocado de bando en la guerra. Sáenz de Santamaría había sido alférez provisional, con 17 años y como falangista, durante la Guerra de Liberación.
Carmen Carrero, hija del asesinado, dijo: Es que es muy gordo, matar a un Presidente de Gobierno y que no haya pasado nada, como si no hubiera pasado nada; claro que se dejó hacer, estoy convencidísima de ello [7].
Antonio García López, un político asiduo de la embajada americana y señalado como hombre de la CIA, telefoneó a Santiago Carrillo, para decirle de parte del General Díez Alegría que esté tranquilo, que no va a haber una noche de los cuchillos largos [8]; desde luego, aquella llamada fue más que significativa: se hizo a un despacho no oficial, apenas una hora después del atentado y antes de que Radio Nacional diera ninguna noticia; poco antes otra llamada “interna” había anunciado el magnicidio. El responsable del genocidio de Paracuellos valoró por entonces el atentado en el sentido de que … independientemente de quien haya sido el autor (… es) un acto muy positivo por sus consecuencias (…) puede decirse que (es) un buen uso del terrorismo [9].
Aquella misma noche Radio París anunció que ETA reivindicaba el atentado. Por su parte, Radio Nacional de España, una de cuyas sedes era vecina de la embajada americana, dijo durante aquella jornada que “la noticia del día es la lluvia pertinaz”.
Otro inquietante dato a tener en cuenta con relación al Partido Comunista y su nexo con los hechos es que, cuando la policía logró entrar en el domicilio que resultó ser el refugio que aquella noche había escogido Sánchez Montero, porque éste tardó en abrir la puerta, encontraron en un retrete restos de documentos que el comunista había intentado hacer desaparecer.
Pues bien, entre ellos había uno que sólo podía haber salido de la caja fuerte del Secretario del Ministerio del Ejército. Se detuvo a un soldado, pero pronto fue puesto en libertad por no poder demostrarse absolutamente nada contra él. El cargo de Secretario lo ocupaba una persona que después resultó muy conocida: el entonces Coronel Interventor Sabino Fernández Campo, el cual estuvo en el mismo puesto veinte años con siete Ministros del Ejército, y luego fue durante otros dieciséis Secretario General de la Casa del Rey. San Martín, demostrando buena fe, escribió en sus memorias: algún “soldadito” de la Secretaría le jugó una mala pasada, pues los “papeles” que la policía cogió a Sánchez Montero, y que se refería a algunas “órdenes secretas” y unos cuantos nombres de miembros del servicio, a los dos o tres días del asesinato del almirante, no podían haber salido más que se su mesa de despacho, o de la caja fuerte … Todo ello se puso en conocimiento de CESIBE, pero aun estamos esperando el resultado de la investigación. No eran fotocopias, sino copias y anotaciones extraídas de los originales [10]. San Martín dejó escrito también que Sabino indispuso al Ministro Coloma Gallegos en contra de él y del SECED. Sánchez Montero era judío, miembro del Comité Central del Partido Comunista y el “hombre de Carrillo en el interior”.
En relación con las conexiones del Partido Comunista y el Ejército es revelador decir que, tras el atentado de la calle Correo, se encontró en una de las casas de Eva Forest, además de los originales mecanografiados de “Operación Ogro” con correcciones de su puño y letra, tarjetas en blanco del DNI y otras militares del Ejército de Tierra en blanco, firmadas por el General Subsecretario [11].
Hasta nosotros han llegado insistentes rumores de que la policía, además de los antedichos papeles, encontró, en la solapa de una caja de cerillas, un número de teléfono que resultó ser el de un alto dirigente del Sindicato Nacional del Espectáculo.
Durante la detención de Sánchez Montero un malentendido acarreó la muerte de Pedro Barrios, un camarero de 19 años a quien la policía confundió con Ezquerra. Se rumoreó que era un mensajero enviado por Eva Forest (http://www.e-defensor.com/seccions/firmas/juanm_perez/marzo06/firma_juanm_perez(31-03).asp). El viernes 21 se recibió en la embajada española en París, por parte del Director General de la Seguridad francesa, una oferta urgente de entregar, extraoficial, rápida y discretamente, a tres destacados etarras (Ezquerra, Wilson y Ezcubi) implicados en el atentado [12]. El Embajador, Pedro Cortina Mauri, se negó incluso a firmar el telegrama solicitando órdenes a Madrid, a pesar de la insistencia con que se lo presentaba el Ministro Plenipotenciario, Álvarez de Sotomayor; finalmente, varias horas después, después de serios enfrentamientos y casi al pié de la escalerilla del avión que le iba a conducir a unas imprevistas vacaciones en España, a las que se oponía el Ministro de Exteriores López Rodó, lo firmó cuando ya era ineficaz. ¿Con qué respaldo contaba el embajador para negarse a hacer las gestiones que llevaran a la detención del comando? ¿Tan importante era quien le protegía que ni siquiera obedeció al Ministro? ¿Fue su actuación de entonces la que mereció que unos días después fuera él quien ocupara la cartera de Exteriores del Gobierno de Arias Navarro? El telegrama cifrado mencionado no pudo trasmitirse a tiempo, pero, vía los agregados militares de la embajada, llegó copia del mismo a los servicios de información militares, alguno de cuyos miembros lo recuerda.
Con relación a Cortina Mauri hay publicada otra curiosa historia (A. Baeza en “ETA nació en …”, pag 558 y 562): a don Pedro los servicios secretos de La Piscina gala le contaron parte importante de lo que ellos sabían de Chacal y, cuando se fue “de vacaciones” a España, al parecer, portaba un importante conjunto de documentos supuestamente obtenidos a cambio de direcciones de miembros de la OAS en España. Pero, como en otros casos, parece más una intoxicación etarra para enmascarar la verdadera identidad de Chacal, porque Baeza dice a continuación que el embajador “volvió rápidamente a París para montar un operativo de seguimiento a los comandos etarras”, cosa que, a todas luces, no parece cierta.
El entierro fue la tarde del 21 y en él se vio a Franco llorar en público por primera vez. A la salida del féretro de Presidencia, según testimonió el Padre Martín Patino, el General Gutiérrez Mellado, quien en su juventud dijo haber pertenecido a Falange, increpó violentamente a los militares que cantaban el “Cara al Sol” e hizo un ademán como de ponerse violento con ellos. Por su parte, el General Díez Alegría envió un helicóptero a sobrevolar a muy baja altura el grupo que encabezaba el Teniente General García Rebull y Blas Piñar en el lugar del atentado, intimidándolo y haciendo imposible, con su ruido, el que se pudieran decir discursos o consignas [13].
El Vaticano, a pesar de que el Ministro de Asuntos Exteriores (López Rodó) se lo pidió al Nuncio (Dadaglio) al menos dos veces, no envió ningún telegrama de pésame y mucho menos de condena [14].
El sábado día 22 de diciembre de 1973, la Dirección General de Seguridad anunció que los autores eran seis jóvenes de ETA, dando sus nombres, filiación y fotografías, las cuales habían llegado desde Bilbao la noche del mismo día 20:
José Ignacio Abaitúa Gómez (a) Marquin, de 23 años, constructor de la galería (negó su participación [15]).
Pedro Ignacio Pérez Beotegui (a) Wilson y el inglés, de 25 años, fue uno de los que planeó la acción.
Javier María Larreategui Cuadra (a) Achulo y Carlos, de 27 años, alquiló el sótano.
José Miguel Beñarán Ordeñana (a) Argala, de 24 años, hizo el tendido eléctrico.
José Antonio Urruticoechea Bengoechea (a) Josu Ternera, de 23 años.
Juan Bautista Eizaguirre Santiesteban (a) Zigor, de 28 años, coordinador de equipo.
Salvo Argala y Achulo, no se tiene la certeza de que los demás participaran materialmente. Diez días después el diario “Hierro” de Bilbao publicó otros seis nombres más como posibles participantes (sin duda procedentes de una filtración de la policía): Jesús Zugarramurdi Huici, José Miguel Lujúa Gorostiola, Javier Aya Zulaica, Ignacio Múgica Arregui, José Manuel Pagoaga Gallastegi y Domingo Iturbe Abaslolo.
El 27 y 28 de diciembre, después de una reunión informal del Consejo del Reino, su presidente, Rodríguez de Valcárcel, propuso insistentemente a Franco que el nuevo Presidente del Gobierno fuera Carlos Arias; el Generalísimo no quiso inicialmente nombrar al responsable último de la inseguridad de Carrero, cediendo sólo al final.
El 9 de enero de 1974 fue dictado auto de procesamiento de 10 etarras por el magnicidio.
En las postrimerías de enero, Quiscur, Argala y Achulo, tras recibir en el sótano de Alcorcón las correspondientes ordenes y detalles a través de la siempre presente Eva Forest, huyeron en el doble fondo de un camión hasta otro escondite próximo a la playa de Fuenterrabía, desde donde se les trasladó por mar a Francia [16]. La versión falsa de la huida hacia Portugal, el mismo día 20, la dieron los propios etarras.
Hubo hasta cuatro jueces encargados de los sumarios que se instruyeron por el asesinato: D. Andrés Martín Sanz, D. Antonio Carretero, D. Luis de la Torre Arredondo, y D. Jesús Valenciano Almoyna.
El primero fue Martín Sánz, del Juzgado nº 8 de Madrid, que estaba de guardia ese día; desde diciembre de 1973, fecha de la división administrativa entre juzgados civiles y penales, se hizo cargo del sumario 142/73 D. Antonio Carretero [17]; en seguida se comprobó que era delito de terrorismo, por lo que debería pasar a la jurisdicción militar, pero se mantuvo en la ordinaria con la intención de no dar excusas a Francia para que no extraditara a los implicados.
Al no producirse procesamientos, fue nombrado Juez Especial con jurisdicción en toda España el Magistrado de la Torre, con setenta años y presidente de la Sección Cuarta de lo Criminal de la Audiencia Provincial de Madrid, quien se hizo cargo del caso a comienzos de 1974; según declaró a la revista Interviú, llevó el sumario también en el Juzgado nº 8; sus autos sirvieron para pedir las extradiciones a Francia, siendo denegadas, incluso después del atentado de la Calle Correo en las que algunos estuvieron implicados [18]; tras el atentado de la calle Correo se procesó también a Eva Forest y Antonio Durán [19]. De la Torre habló [20] de un sumario de 2.654 páginas, en 5 tomos, con declaraciones de 171 personas y 16 procesados; de la instrucción dijo De la Cierva (Ob. Cit. pag. 16) que fue ejemplar, detallada y muy comprometedora. Al magistrado le llegaron rumores de que ETA había actuado al servicio de la CIA; concluyó que ETA actuaba a veces de una forma que parecía estar pagada por elementos no precisamente muy comunistas; también afirmó que la estación de la CIA en Madrid había detectado al comando etarra y lo había comunicado a la policía española, sin que ésta hubiera hecho nada para evitar el atentado. De la Torre dijo que una vez visto que Francia no extraditaba a nadie, se quiso pasar el caso a la jurisdicción militar. Cuestionó la actuación del Capitán General de Madrid, Tomás García Rebull (antiguo falangista), del Fiscal General Herrero Tejedor, del Ministro de Justicia Francisco Ruiz Jarabo y del Jefe Superior de Policía de Madrid Federico Quintero, que se mostraba reticente. Asimismo dijo que le ponían trabas en su camino; por ejemplo, un día el fiscal José Raya le pidió que si resultaba algo contra determinadas personas (uno de los nombres era el etarra Javier Aya Zulaica el trepa) que lo pasara por alto; Raya acabó pidiendo el paso de las actuaciones a la jurisdicción militar y el 29-I-75 De la Torre declaró concluido el sumario.
El Comandante Jurídico Valenciano Almoynase hizo cargo de la entonces denominada causa 73/75 del Juzgado Militar Especial desde mediados de 1975.
En la apertura del año judicial, el 16 de septiembre de 1974, el Fiscal General del Estado, D. Fernando Herrero Tejedor, dijo que no se descartaba la participación de organizaciones ajenas a ETA en el crimen [21]; al parecer, también envió un largo informe a Franco, hoy también desaparecido. En junio de 1975, Herrero Tejedor, el “Delfín” para suceder a Arias, murió en un oscuro accidente, al ser arrollado su vehículo oficial de Ministro Secretario General del Movimiento por un camión en el kilómetro 108,400 de la Carretera Nacional VI a su paso por Adanero, de forma muy similar a como le ocurrió al General Dlimi, el Jefe de las Fuerzas Armadas Marroquíes y exjefe de sus servicios secretos; se dijo que el conductor del camión que mató a Herrero durmió aquella noche en Francia [22]. Suárez excusó el viaje diciendo que tenía que ir a la Corrida de Beneficencia [23]; el conductor oficial no murió y, al poco, desapareció; el cruce tenía perfecta visibilidad en tres kilómetros.
El 1975 Wilson fue detenido en Barcelona; en 1977 se le indultó y extraditó a Noruega. Por la Ley 46/1977 de 15 de octubre de 1977 (http://www.derecho.com/l/boe/ley-46-1977-amnistia/impresion.html), dentro del total de 1.940 excarcelados gracias a la Amnistía General por los delitos de “intencionalidad política”, fueron amnistiados, sin ni siquiera haber sido juzgados, quienes juraban haber sido los autores del asesinato (téngase en cuenta que amnistía es el olvido legal de delitos, que extingue la responsabilidad penal de sus autores, los cuales, habiendo sido anteriormente declarados culpables pasan ahora a ser inocentes por desaparición del delito cometido, mientras que indulto es la gracia que excepcionalmente concede el jefe del Estado, por la cual perdona total o parcialmente una pena o la conmuta por otra más benigna). Ninguno de los etarras implicados en la realización material del atentado ha hablado claramente nunca ni ha sido interrogado por la policía. Aquella amnistía fue aprobada por la mayoría de los diputados, con un gran aplauso y puestos en pié.
Durante mucho tiempo circuló la versión de que la amnistía fue, principalmente, una herramienta para cerrar la investigación/proceso por el magnicidio.Durante algún tiempo el sumario estuvo desaparecido. Luego apareció una parte del mismo en una caja fuerte del Tribunal Supremo y, de la misma, se desprendía que no se había realizado una investigación a fondo, dándose carpetazo al asunto. En 2003 dejó de ser “formalmente” secreto y la televisión catalana hizo un poco esclarecedor programa sobre él al año siguiente. En cualquier caso, se desconoce dónde puede estar actualmente la totalidad del sumario.
Por otra parte, en el libro “Carrero, las razones ocultas de un asesinato” (pag. 233), se recoge el testimonio del ya mencionado “Coronel C. S.”, el cual estaba en 1973 al frente de una unidad de información del Alto Estado Mayor (sic; el AEM no depende del Ejército de Tierra): a los tres días del magnicidio, el Ministro del Ejército, el General Coloma Gallegos, le encargó una investigación paralela para esclarecer el atentado, la “Operación Cantabria” ya mencionada anteriormente; pues bien, finales de 1978, el Capitán General de Madrid, Guillermo Quintana Laccaci, le llamó a su despacho y le pidió que llevara la copia que conservaba de la operación, destruyéndola directamente en su presencia (aunque C. S. se quedó con una fotocopia).
El que se haría famoso como “el hombre del maletín” tras el 23F, el Capitán de la Guardia Civil Gil Sánchez Valiente, dijo con relación a los atentados de Carrero y la calle Correo que él investigó : …veo cosas rarísimas que no puedo tragar, que no puedo acomodarme a ellas, y me rebelo íntimamente; investigamos y descubrimos quién había sido; tarde, pero lo descubrimos; cogimos a toda la red que los había amparado (Genoveva Forest, etc) y al cabo de dos años los soltaron cuando estábamos a punto de sacar lo que había detrás … no te digo que la embajada americana no supiera nada, pero la soviética (sic: las relaciones diplomáticas con la URSS se establecieron en 1977) seguro que sí [24]. Este oficial estaba destinado en el Grupo de Secretos Operativos y de Información de la Guardia Civil (GOSSI) cuando el magnicidio.
La CIA y otros servicios secretos
Kissinger, en sus memorias, en las que no menciona el asesinato de Carrero, dijo que la contribución estadounidense a la evolución de España durante la década de los setenta ha sido uno de los mayores logros de su política internacional.
Según el ex agente de la CIA, Philip Agee: La CIA fue creada después de la II Guerra Mundial para asegurar la intervención clandestina en áreas de la Europa posfascista (…) Durante más de treinta años, la CIA ha sido el arma utilizada por las sucesivas administraciones de Estados Unidos para intervenir secretamente en países extranjeros e influir en los acontecimientos, principalmente para asegurar que las instituciones de poder estuvieran controladas por personas afines a los intereses comerciales, económicos, estratégicos y políticos. Los objetivos de infiltración y manipulación de la CIA eran los gobiernos, partidos políticos, servicios de seguridad y militares, sociedades culturales y profesionales, y medios de comunicación. El propósito ha sido excluir al máximo las fuerzas de izquierda que combaten los intereses corporativos y gubernamentales de los USA, en particular en los países en que estas fuerzas han surgido con una fuerza relativamente importante de la resistencia antifascista. (…) puedo asegurar que la CIA intervino en 1975 en Portugal para modificar el curso de los acontecimientos (…) No hace falta ser clarividente para imaginar qué instituciones españolas son los objetivos más probables, sea para apoyarlas o para intervenir en ellas de forma destructiva (…) La infiltración, apoyo y manipulación de los servicios secretos de seguridad españoles (con los que cooperó estrechamente la Agencia durante el régimen de Franco) tiene, por supuesto, una gran prioridad [25]. Esas premisas siguen actuales [26].
En su libro “Secuestro del socialismo”, el ex diputado socialista Antón Saavedra escribió: Se trataba (con la transición) de la planificación postfranquista desde Norteamérica, perfectamente llevada a la práctica por su agente en Europa, Willy Brand. Saavedra cita siempre la planta 72 del rascacielos 666 de Nueva York, de donde salen las órdenes [27].
Kissinger casualmente también se encontraba en Roma momentos antes de que las Brigadas Rojas secuestraran, y posteriormente mataran (el 9 de mayo de 1978, 54 días después del rapto), a Aldo Moro, presidente de la Democracia Cristiana, siete veces presidente de gobierno y catorce ministro, cuando se dirigía al Congreso para proponer una alianza con los comunistas; ambos, como en el caso de Carrero, habían tenido una entrevista poco antes y Moro (en la práctica un “hombre de Moscú” en Roma), entre sollozos contó a su mujer que fue amenazado por el secretario de estado americano. Según Fernández Ardanaz), Gianni Agnelli, verdadero rey de Italia, dijo en una ocasión: los brigadistas … son los ejecutores, pero los verdaderos protagonistas… viven, viven … unos en Italia, otros en la otra ribera (Estados Unidos) … su política no gustaba a alguien muy potente; en este sentido, el 15 de julio de 1993 el juez de Palmi (Calabria), Agostino Córdova, afirmó, con documentos en la mano (entre otros, una lista secreta de los miembros de la Logia secreta “P-2”), que desde el secuestro de Moro a la caída de Leone y a la desintegración de la Democracia Cristiana, nada había sucedido en Italia sino por decisión de una triada de poderes: CIA, mafia y masonería; Córdova volvió a abrir la investigación sobre Aldo Moro y pidió interrogar a Kissinger, para corroborar la versión de un encuentro, en la embajada italiana de Nueva York, ocurrido pocos meses antes de su muerte, entre Aldo Moro, George Bush y Kissinger, y donde, supuestamente, fue amenazado si continuaba con su estrategia de domar al Partido Comunista y hacerlo entrar en el gobierno; Pablo VI, en su funeral, llegó a decir, entre lágrimas, por qué has permitido (Señor) que los poderes ocultos vencieran..?; esta expresión, “poderes ocultos”, era precisamente la que Aldo Moro incluía en todas sus cartas durante su cautiverio, junto a los nombres de “los que podían liberarlo”: Cossiga (Ministro de Interior), Andreotti y el Gobierno Norteamericano; la cartera que Moro llevaba consigo apareció, 20 años después, en Norteamérica; y el juez Córdova fue ascendido por Consiga y no volvió a dar que hablar [28]. El asesinato de Moro podría haber sido obra por la masonería italiana y unas Brigadas Rojas profundamente infiltradas por la CIA.
El ministro Laureano López Rodó declaró en su día: … Kissinger estuvo un día antes, exactamente veintitrés horas antes, con el Almirante Carrero y residió en la embajada norteamericana; entonces me parece que los servicios de inteligencia de la embajada también podrían haber detectado que algo ocurría en la Calle Claudio Coello, porque incluso podía afectar al propio Kissinger, que estuvo dos días en España … no menos sorprendente resulta que tampoco hubieran detectado una excavación que se realizaba a menos de 100 m de la embajada de los EE.UU [29]. Sin duda pensaba que la CIA tenía sismógrafos para evitar posibles butrones. También dijo don Laureano: ¿Que fue una operación absolutamente planeada?, desde luego; ¿Que no fue planeada únicamente por los pistoleros de la banda terrorista ETA?, parece muy probable.
Pero, como dice Grimaldos, los documentos desclasificados de la CIA y del Departamento de Estado que tienen que ver con el asunto apenas proporcionan alguna luz: la mayor parte de los párrafos están tachados.
Para los varias veces citados Montánchez y Canales, los responsables de los servicios de información militares y de la policía sostuvieron que la luz verde para hacer “volar” a Carrero la dio el propio Kissinger, cuando constató la divergencia de fondo entre el diseño de transición política propiciado por Washington y el continuismo tozudo del almirante.
En los servicios de espionaje españoles circuló la tesis, que se plasmó, supuestamente, en el informe entregado al Fiscal General Herrero Tejedor [30], de la llegada a la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) de diez minas antitanque procedentes de Fort Bliss; estas sofisticadas minas, modelo perfeccionado del que ya había sido empleado en Vietnam (en Quang Tri), iban provistas de mando a distancia y sensores acústicos extremadamente sensibles, capaces de activarlas por control remoto tras detectar determinado sonido; el destino y paradero de las minas no se pudo concretar, especulándose con la posibilidad de que fuesen destinadas a atentar contra altas personalidades, incluido el Jefe del Estado, pero sin mencionar a Carrero Blanco; tras el atentado, esos mismos servicios secretos sospecharon que alguna de ellas pudo haber ido a parar al túnel etarra para reforzar la carga convencional y la exactitud del mecanismo de iniciación. Álvaro Baeza también menciona tres minas antitanque en su libro “ETA nació en …” (pag. 510 y 566). Por cierto, nada ha trascendido nunca del examen pericial que los artificieros militares, por entonces únicos encargados de estos temas, debieron hacer de los restos de la explosión; como en el 11M.
Lo anterior nos lo confirma Ismael Medina (“Del 20D al 11M”): Las muy precisas informaciones de la CIA sobre los preparativos del atentado, así como los avisos de algunos jesuitas y de la Embajada de Italia, fueron bloqueadas a determinados niveles de los servicios de seguridad del Estado (…) Ante la inutilidad de los avisos, el mando superior de la CIA resolvió que sus agentes facilitaran el atentado, una vez que a nuestras instituciones no parecía importarles la muerte de su presidente de gobierno y éste convenía a sus previsiones políticas para democratizar España una vez que Franco desapareciera. Fue así como un mercenario especializado en los más sofisticados ingenios explosivos, el mismo que terminó con la vida de lord Mountbatten, introdujo por Torrejón dos minas de última generación y las colocó sobre la parrilla dispuesta por ETA. Me refiero a Johny Maxwell, más conocido con el apodo de “El Afortunado”, que habitualmente residió en Panamá.
Para otros, las minas fueron detectadas en Torrejón por los servicios franceses, quienes temieron un atentado contra el príncipe [31]. Incluso se habló de la posible utilización de un satélite espía gringo para el control y ejecución de la acción. Las minas fueron citadas por el diario Informaciones el día siguiente del magnicidio.
En todo caso, llama la atención la precisión con que se produjo la explosión; una fracción de segundo antes o después y el vehículo, en lugar de verticalmente, se habría elevado inclinadamente hacia delante o para atrás. Esto último es lo que cabría esperar con un mecanismo de activación manual, a través de cables de más de 50 metros y con una visión oblicua y alejada por parte de Argala. Como comprobación de lo anterior, en la película “Operación Ogro” el director Gillo Pontecorvo y el famoso maquetista Emilio Ruiz se vieron obligados a hacer muchos ensayos para conseguir que el modelo del coche en miniatura repitiera el salto espectacular que dio el verdadero, es decir, rozar la cornisa superior del edificio, dañándola superficialmente, y caer dentro del patio del convento; esto no se consiguió con ningún explosivo, fue con aire comprimido; un tubo colocado en el punto por donde tenía que pasar el coche y ligeramente inclinado hacia el sitio a donde tenía que impactar expulsaba el aire comprimido a seis atmósferas de presión justas, si no, no funcionaba (http://tertre-rouge.iespana.es/films/Operacion%20ogro.htm). Pero, además, el razonamiento de González-Mata tiene mucho peso e introduce una nueva duda (“Cisne”, pag. 337): los etarras escribieron en la página 129 de “Operación Ogro” que utilizaron dos pilas de 1,5 voltios y es fácil demostrar que la corriente producida por dos pilas de 1,5 voltios, con un doble conductor eléctrico de 2,5 mm de sección y varias decenas de metros de longitud (de 70 a 80, según las estimaciones), pierde en su recorrido la casi totalidad de la intensidad.
El propio Argala no debió estar muy seguro de la eficacia de la explosión porque, según “Golpe Mortal” [32], en el sumario consta que se le reconoció en el lugar de la explosión horas después y acompañado de una mujer. Este reconocimiento debió ser “a posteriori”, pues las fotos de los etarras llegaron de Bilbao la noche del magnicidio.
José Luis de Vilallonga en su biografía del rey, se pregunta hablando con él: … ¿Por qué razón desaparecieron de las aceras todos los coches de la embajada americana como si se supiera? (…) así que yo (Vilallonga) creo que estaban mezclados probablemente los servicios americanos, probablemente, probablemente la CIA. Se da la circunstancia de que Vilallonga quiso escribir un libro sobre los enigmas no resueltos por “Operación Ogro”, pero su editor recibió una llamada del Ministerio de Interior francés rogándole que desistiese; el mismo recibiría, tiempo después, la confirmación de lo anterior por parte del propio Ministro Poniatowsky [33].
La agencia soviética TASS, en un despacho del día 9 de febrero de 1981, acusó a la CIA de haber colaborado con ETA porque Carrero se oponía a la entrada de España en la OTAN [34]. Lo mismo hizo Carrillo, llegando a afirmar que no fue ETA la autora del asesinato [35]: si se piensa que el día anterior a la muerte de Carrero, el secretario de Estado norteamericano Kissinger visitó Madrid y que estuvo en la Embajada americano, muy cerca de donde moriría Carrero horas después, hay que pensar que los servicios de seguridad españoles y americanos peinaron la zona; para mi (Carrillo) que había mucha gente interesada, aparte de ETA, en que desapareciera Carrero. El ex ministro Enrique Barón, por entonces defensor de los acusados en el “Proceso 1.001”, dijo: … no sé, a mí me parece más grave no la fecha sino el lugar exacto, en la misma esquina de la embajada americana y un día después de la visita de Kissinger.
Incluso algún dirigente comunista recuerda el rumor de que la embajada americana habló de atentado antes que la policía; por supuesto, el asesino de Paracuellos ha negado siempre todo enlace del PC con ETA en relación al atentado, a pesar de que las implicaciones de muchos comunistas en la red de apoyo a la misma quedaron demostradas por las investigaciones posteriores al “Atentado de la Calle Correo” (Boletín de Informativo nº 45/1974 de la DGS y por las denuncias de Lidia Falcón (en su libro “Viernes y 13 en la calle Correo”).
Pero es que hay indicios concretos. Estévez y Mármol recogen en su libro (página 139) las afirmaciones del Coronel C. S., jefe de “una unidad de élite” del servicio de información del Alto Estado Mayor, quien comunicó a sus superiores que los norteamericanos habían detectado cosas extrañas en las inmediaciones de su embajada durante bastante tiempo.
Concretamente les dijo: … Eso fue cuatro o cinco meses antes de producirse el atentado … Sí, sí, había una comunicación de los servicios de la CIA y además yo conocía al jefe de los servicios de la CIA, que era muy amigo mío (…) aquellos individuos sospechosos vestidos con mono azul que operaban en la calle Claudio Coello, fueron descubiertos, pero no identificados, una semana antes del atentado contra Carrero Blanco (…) esta persona, que era jefe de seguridad de la embajada, contactó conmigo (…) y yo se lo dije a la policía, el jefe superior de policía (sic) era de Federico Quintero Morente (de quien se ha dicho que fue el último que habló por teléfono con el Almirante; reaparecerá en la Operación Galaxia y el 23F).
Lo anterior concuerda con lo que escribieron los investigadores de El País en “Golpe Mortal” (pag. 44): siete días antes del asesinato, tanto la Guardia Civil como los servicios de Presidencia tuvieron noticia de que ETA se proponía secuestrar al Presidente del Gobierno y a su esposa, aprovechando cualquiera de las salidas en coche de ambos.
Sin embargo, Agustín Herrero Sanz, jefe de los escoltas que acompañaban a Carrero, declaró en alguna ocasión que jamás le dieron la menor información del peligro que acechaba al almirante; también afirmó que la protección del Presidente dependía del Director General de Seguridad, y éste, el Coronel Eduardo Blanco, se justificó alegando que era Arias, Ministro de la Gobernación, quien debía valorar las informaciones que recibía de su estado mayor [36]. Está claro que no era el propio almirante el que tenía que hacer el trabajo del jefe de su escolta, ni darle personalmente los medios y la información necesaria.
En el piso de los etarras de la calle Mirlo, tras un segundo y más minucioso examen de la policía, aparecieron sofisticados micrófonos espías. Este dato es revelador, pues demuestra que, como dice González Mata, a los terroristas les seguía la pista de cerca, desde mucho meses atrás, al menos un servicio secreto capaz de utilizar aquellos aparatos. Los autores contamos con el testimonio, reservado, de alguien muy próximo a aquel registro.
Pero no sólo la nítida sombra de la CIA estaba presente en tan sensible zona. Dicen Estévez y Mármol en su libro (pag. 215): El mismo día y a la misma hora que el Presidente fue asesinado, muy cerca de él (al parecer en la calle Hermanos Bécquer, la misma en la que tenía su domicilio y una de las circundantes de la embajada norteamericana), y sin él saberlo, se encontraba un coche camuflado ocupado por agentes de la Unidad Operativa (del Servicio de Información) del AEM; cuando el coche de Carrero salta por los aires, la unidad de inteligencia recibe la orden de volver a su Centro de Operaciones Especiales y no hacer acto de presencia en la zona, y cuando los integrantes del equipo cruzan la puerta del citado centro comentan: “Nos lo hemos llevado puesto, menudo agujero hemos hecho”; estas palabras, que se prestan a pocas interpretaciones, han sido recogidas literalmente de quien nos lo ha contado, alguien que se encontraba en ese lugar en aquel momento. El AEM estaba entonces mandado, desde 1970 y hasta 1975, año en que fue cesado por una entrevista con Santiago Carrillo en Rumanía, por el Teniente General Manuel Díez Alegría, al que postulaban algunos informes secretos norteamericanos como sucesor de Carrero; en 1977, el rey envió a Manuel Díez Alegría (con el conocimiento y aprobación del Presidente Arias[37]), por entonces embajador de España en El Cairo, como emisario a Bucarest. Para entender mejor la figura de Díez Alegría, quien “olvidó” citar la misión de defensa del orden institucional por las Fuerzas Armadas en su discurso de ingreso en la Academia de Ciencias Morales y Políticas en 1975, hay que recordar que, si bien un hermano (Luis) suyo fue Jefe de la Guardia del Generalísimo, otro (José María) fue el famoso jesuita comunista que “llegó a conocer a Cristo a través de Marx” y fue expulsado de la orden; y también que Manuel, uno de los hijos del teniente general, fue candidato, por parte del partido comunista, a la presidencia del Colegio de Abogados de Madrid.
Aunque la más trascendental revelación la dio, forzadamente, el Comandante de Infantería José Luis Cortina Prieto algunos años después. Alfredo Grimaldos relata, en “La CIA en España” (pag.126), que, en el transcurso del Consejo de Guerra del 23F, el Comandante Cortina (entonces jefe de los servicios especiales -AOME- del CESID), es sometido a un duro interrogatorio por el fiscal, que le acorrala con sus preguntas sin dejarle escapatoria (…) es la hora de comer y se hace un pequeño receso (…) Cortina sale disparado hacia el teléfono y marca un número con ansiedad; un miembro de los servicios de información controla la conversación; en determinado momento, indignado, el comandante procesado le dice a su interlocutor: “Como siga este tío así, saco a relucir lo de Carrero”; y a partir de ese momento la cosa cambia por completo.
El Presidente del Consejo de Guerra del 23F, Teniente General Federico Gómez de Salazar, decidió no repartir las actas del mismo, como procedía, a las partes personadas en él; por esta irregularidad es muy difícil saber lo que realmente se dijo en el juicio por la Causa 2/81, pero una copia acabó llegando a manos de uno de los defensores de un caso conexo [38], gracias a lo cual se han sabido los siguientes detalles.
El letrado Rogelio García Villalonga, en nombre de su defendido, Cortina, pidió al Capitán García Almenta que le confirmara [39]: (…) el hecho de que vehículos del personal perteneciente al organismo al que está adscrito hayan coincidido con acontecimientos de tan suma gravedad como los del asesinato del Almirante Carrero o del atentado contra el General Esquivias. No conocemos la respuesta, pero sí otras declaraciones textuales del Comandante Cortina en el juicio del 23F : (…) En esto tenemos una larga historia que en este caso creo que habría quienes podrían declarar que algún equipo había participado en el asesinato del Almirante Carrero Blanco, en el cual coincidieron, lo cual es muy frecuente: es muy frecuente y de hecho ha ocurrido en numerosas ocasiones que en acontecimientos trágicos y señalados como fue el asesinato del Almirante Carrero Blanco y en el intento de asesinato o atentado contra el General Esquivias, existen siempre medios propios próximos y después se comenta, más o menos, llamémosle, más o menos, de una forma ligera, el que pues sí, lo hemos hecho nosotros, o sí, hemos participado en aquellos, pero, sin que, en fin, a aquello se le pueda dar otro alcance [40].
Y una última confirmación, Ricardo Pardo Zancada, en la presentación su libro “La pieza que falta”, dijo que (…) sonó como un trallazo cuando Cortina, al ser preguntado por la presencia de coches de los servicios en aquella tarde en las inmediaciones del Congreso, respondió: también el día del asesinato de Carrero había coches en la calle; tras esta declaración, que sonaba a clara amenaza, ningún miembro del Tribunal siguió insistiendo en el tema y Cortina resultó absuelto de todos sus cargos ante el asombro de todos [41].
Cortina, que fue el único absuelto del juicio del 23F, era de la misma “promoción” del Ejército de Tierra que el Rey y amigo suyo, que estuvo vinculado en los años cincuenta al grupo FORJA del comunista Padre Llanos y el coronel Luis Pinilla, que siempre estuvo muy unido a la CIA desde sus tiempos de fundador de los Servicios Especiales del AEM en los que estaba destinado en 1973, que era gran conocedor y “creador” de partidos políticos (colaboró en la creación de GODSA, el laboratorio de ideas de Manuel Fraga y germen de Alianza Popular, luego PP), fue quien, entre otras muchas cosas relativas al “golpe” del 23F, había urdido las reuniones del Teniente Coronel Tejero con el General Miláns del Boch y las de éste con Armada, así como dado órdenes y proporcionado enlaces, vehículos y transmisiones.
NOTAS
[1] Aniversario desde el fango, I Medina, “El Alcázar” 20-XII-77, http://www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/Documento.asp?Reg=R-42399.
[2] Los Pecados de La Monarquía, por Julio Merino; Editorial G. Del Toro (1976).
[3] La CIA en España, de A. Grimaldos, Pag. 119. Martín Pozuelo, Eduardo: Tras el asesinato de Carrero, http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/documentos/2005/epozuelo_26082005.htm.
[4] Información y servicios …de Campo V., Pag. 53/4; las pintadas las cita “un dirigente de ETA” a la revista “La Calle” nº 77, Pag. 6, 1973.
San Martín, en sus memorias (Pag. 90), e I. Fuente (“Golpe Mortal”, Pag. 226) localizan el hallazgo en el piso de la calle Mirlo la tarde del día 20, pero, en cambio, dan otros detalles: el envase era de Buscapina (un analgésico en supositorios), el número el 2755570 y la vivienda estaba en la calle Conde de Peñalver 47, pero compartiendo teléfono con un piso-refugio en Alonso Heredia 13.
[5] Prohibió, siendo Secretario General del Movimiento, un acto de Fuerza Nueva en homenaje al primer caído de Falange, (en Zalamea de la Serena, en 1933), previsto para el 20 de febrero de 1972; curiosamente, mandaba la fuerza de la Guardia Civil que lo impidió el Teniente Antonio Tejero Molina. Lo testimonia Blas Piñar, en Escrito para la Historia (Tomo I), Pag. 140, Editorial Fuerza Nueva, Madrid, 2000. Torcuato había sido preceptor del príncipe.
[6] Fuente (Ismael): Golpe Mortal, página 167. Iniesta Cano escribió (Memorias y Recuerdos, Barcelona 1984) que él, personalmente, entregó una copia del telex con sus órdenes a Arias, quien inicialmente no le dijo nada y las aceptó, teniendo que pasar tres cuartos de hora para que le llamara y, en presencia de Pita da Veiga (quien como accidental Ministro del Ejército poco pintaba en cuestiones de Interior), ambos le instaran a retirarla. La orden se dictó, aproximadamente, a las 12 y se anuló a las 18. Curiosidades de la vida, a Pita da Veiga, con una fama de liberal que puede verse reflejada en la acción que relatamos, le tocó sufrir la legalización del Partido Comunista años después, siendo el único ministro militar que dimitió.
[7] Estévez y Mármol, Ob. Cit. Pag. 161 y 170/2. Campo Vidal, Ob. Cit. Pag. 45/48.
[8] Fuente (Ismael): Golpe Mortal, Pag. 191. Grimaldos: La CIA en España, Pag. 26.
[9] De la Cierva en “en “¿Dónde está el sumario”, Pag. 156.
[10] San Martín en Servicio Especial, Pag. 108 y 207. En el Boletín Informativo de la DGS nº 46 (3-XII-74) se relacionan, entre otros:
Una carpeta con estudios, estructuraciones y otras anotaciones, en relación con el Ejército … con el título “Operación Venus”; Secreto. Fotocopia del acta de Consejo Sumarísimo de Burgos. Un folleto titulado “Informe sobre el Ejército y la represión”.
[11] Falcón: Martes y 13 en la calle del Correo, Pag. 105.
[12] Estévez y Mármol, Ob. Cit., páginas 183 a 198.
[13] Blas Piñar, en Escrito para la Historia (Tomo I), pág 148 y 166, Editorial Fuerza Nueva, Madrid, 2000.
[14] Ismael Fuente en Golpe Mortal, Pag. 174. Blas Piñar en Escrito para la Historia (Tomo I), Pag. 161.
[15] A. Baeza en ETa nació en …, Pag. 506; Abaitua lo declaró así al periódico Sud-Ouest de Burdeos el 23 de enero de 1974.
[16] Estévez y Mármol, Ob. Cit., Pag. 129. Ismael Fuente en Golpe Mortal, Pag. 299.
[17] Ismael Fuente en Golpe Mortal, Pag. 251.
[18] Lorenzo Benito: Francia no facilita la extradición de los presuntos asesinos de Carrero Blanco, “ABC” del 12-XII-74.
[19] I. Fuente: Golpe Mortal, página 251/252.
[20] La CIA sabía que iban a matar a Carrero, de Enrique Berrueco, en “Interviú” del 28-III-1984. A. Grimaldos, Ob. Cit. Pag. 122. De la Cierva, Ob. Cit. Pag. 182.
[21] A. Grimaldos en La CIA en España, página 123.
[22] Asunción Maresma, en el nº 321 de la revista “El Temps”. Un informe del espionaje de Franco apuntó que la CIA ayudó a ETA en el atentado a Carrero, de Montánchez y Canales, http://www.solidaridad.net/articulo1426_enesp.htm. También: Secret Spanish Government Report Mentions CIA’s Alliance With ETA in Assassination Plot, By Mario Andrade; http://www.911review.org/Wget/www.jackblood.com/index/id28.html.
[23] Ansón, a requerimiento del príncipe Juan Carlos, convertiría a Suárez en “el hombre del mes” al ser cesad de Vicesecretario General del Movimiento, tras el fallecimiento … de Herrero Tejedor, Jesús Palacios en 23F El rey y su secreto, Pag. 175.
[24] Campo Vidal, Ob. Cit. Pag. 31. “Interviu” nº 345 de 22 de diciembre de 1982.
[25] Diario de la CIA; la Compañía por dentro, de Philip Agee, prólogo a la edición española.
[26] Quizás por eso, el general Emilio Alonso Manglano, en su momento máximo responsable del CESID y casado con una norteamericana, veranea en ocasiones en Langley, y Pedro J. Ramírez hizo allí un máster.
[27] Ver también: El mito de la Transición democrática española: la CIA en España, de Ismael Carvallo Robledo,
http://www.nodulo.org/ec/2009/n089p04.htm%5B28%5D La sombra alargada del “caso Moro” (El Correo, 16/03/2003); http://www.terra.es/personal/calman/DerechosHumanos/La_sombra_del_caso_Moro.htm. Santiago Fernández Ardanaz, profesor de antropología de la Universidad Miguel Hernández de Elche y autor de el libro La Italia de Berlusconi. Ver también: http://es.wikipedia.org/wiki/Aldo_Moro; tanto de Guilio Andreotti como de Romano Prodi se sospechó que conocían algo de la trama.
LOS AUTORES
*José María Manrique es coronel de Artillería, diplomado de Estado Mayor, autor de varios libros sobre temas de historia militar española moderna: ‘Las armas de la guerra civil’, ‘La guerra 1936-39 en Sigüenza’, ‘Sáhara Español, una historia de traiciones’, ‘Sangriento combate en Edchera’, ‘CETME’, ‘Las Armas de Destrucción Masiva y la Protección Civil en España’, entre otros muchos.
*Matías Ros pertenece al Cuerpo General de Policía desde 1969. Ha publicado varios artículos sobre temas de seguridad. Desde el asesinato de Carrero ha acumulado todo tipo de informaciones que han caído en sus manos acerca del Almirante.
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (I PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (II PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (III PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (IV PARTE)
La verdad sobre el magnicidio de Carrero Blanco, al descubierto: Juicio de los autores del atentado (6 de 7)
http://www.alertadigital.com/2013/02/25/la-verdad-sobre-el-magnicidio-de-carrero-al-descubierto-juicio-de-los-autores-del-atentado-6-de-7/
José María Manrique/Matías Ros (Autores del libro ‘El magnicidio de Carrero Blanco’).- Inexperiencia etarra unida a una precisión y sofisticación notables, junto a más de un año de preparación e imprudencias clamorosas, por un lado, e informes policiales desatendidos y operaciones interrumpidas, por otro, son algunas de las claves para enjuiciar el atentado.
En base a ellas, muchísimas personas han creído que no ocurrieron las cosas como nos las han contado. Por ejemplo, Felipe González declaró: Sigo sin creerme que aquellos hombres (de ETA) pudieran haber llegado a sus fines sin contar con una ayuda ignorada hasta ahora [1].
Como dijo Ricardo de la Cierva: Una organización terrorista iba a ejecutarlo; alguien con mucho poder lo supo y dejó hacer; alguien con mucha información lo supo y lo ocultó deliberadamente; alguien, quizá el mismo que lo supo y lo ocultó, iluminó a los terroristas; otros se encargaron de protegerlos evitando que pudieran ser descubiertos (…) ironía trágica: los dos grandes enemigos (de España) que Carrero señalaba en su “testamento”, el comunismo y la masonería (que hoy llamaríamos mundialismo) serían … el inspirador probable y el inspirador posible de su asesinato… La sombra de la masonería no estuvo lejos de los cuatro magnicidios anteriores (Prim en 1871, Cánovas en 1897, Canalejas en 1912 y Dato en 1921); la duquesa de Carrero pensó, desde el primer momento, que su esposo había muerto por su hostilidad a la masonería [2].
No es nada extraño que, en aquella ocasión, como en otras, no sólo los autores oficiales no fueran los verdaderos responsables, sino que intereses aparentemente siempre contrapuestos, como los de los EE. UU y la URSS, coincidieran en un planteamiento “táctico” de sus respectivas jugadas “estratégicas”, utilizando cada cual sus “peones”, elegidos entre aquellos de los que habitualmente echaban mano entonces en España e incluso manipulando ambos, cada uno por su lado, los mismos “instrumentos”, servicios secretos incluidos. Hay que resaltar que, además, en el seno del propio “régimen” había fuerzas, infiltradas o reconvertidas, que buscaban su involución y a las que aquella situación y solución táctica les convenía.
Gutiérrez Mellado, un hombre que hizo prácticamente toda su carrera militar como miembro o como jefe de los servicios de información y, por lo tanto, uno de los mejor informados de España, si no el mejor, a una pregunta privada del Magistrado De la Torre dijo no saber nada y añadió textualmente: … aquí hay tantos que querían quitarse de en medio a Carrero [3]. Sin duda, esa evasiva era, literalmente, una gran verdad.
De algunos grandes atentados lo que más llama la atención no es tanto la perfección de su planeamiento y ejecución, o la serie de “casualidades” que los hicieron posibles, como las permanentes acciones posteriores para “explicarlos” adecuadamente y echar tierra encima. Más que la solitaria “bala mágica” del solitario tirador que mató a Kennedy (ocasionó una herida al Presidente y tres al Gobernador, pero la bala mortal fue otra) es llamativo que nunca se juzgaran los hechos en un tribunal y que el autor muriera violentamente; de similar manera, tampoco el magnicidio de Carrero Blanco fue “visto” judicialmente y Argala fue asesinado [4].
Cuando desde el poder se hace lo imposible por difuminar un hecho, cualquiera tiene perfecto derecho a sospechar que el mismo es tenebroso. Si, además, los pocos datos que traslucen hasta la opinión pública son incongruentes o delatores, estamos ante la obligación de crearnos nuestra propia opinión.
Quede este trabajo como constancia de lo engañoso de la tan manida expresión “la democracia que los españoles nos hemos dado a nosotros mismos”.
NOTAS
[1] Las fuerzas del Cambio de Pedro de Silva, Prensa Ibérica, Barcelona, 1986. Estévez y Mármol, Ob. Cit. Pag. 251.
[2] De la Cierva, Ob. Cit. Pag. 14.
[3] A. Grimaldos en la CIA en España, Pag. 123.
[4] Ocurrió el 21 de diciembre de 1978 -el día anterior había estado enfermo-, en Anglet (Francia), a los cinco años del magnicidio; la operación, supuestamente encargada por La Armada española a unos mercenarios, contó con la información y coordinación del CESID, además de con su apoyo económico y logístico, 23F: El Golpe del CESID, de Jesús Palacios, Pag. 142, Editorial Planeta, Barcelona, 2001. “Argala fue eliminado por especialistas no ajenos a esferas policiales españolas”; Ismael Fuente en Golpe Mortal, Pag. 307.
Pio Moa escribió: “El gobierno, falto de una verdadera política en este campo, recurrió puntualmente a la con el atentado contra Cubillo, o el que mataría al etarra Argala, jefe de los asesinos de Carrero Blanco, volado con su coche en el quinto aniversario del magnicidio”.
Las reacciones ante el fin de Argala son muy ilustrativas del ambiente creado. El País, ya el periódico más influyente y temido por la derecha, le dedicó amplio espacio, dando al terrorista una imagen simpática, encomiando sus dotes intelectuales (pasaba por teórico marxista) y rasgos . En el funeral, el cura lo comparó nada menos que con Cristo. El presidente del PNV, entonces Javier Arzallus, lo ensalzó.
LOS AUTORES
*José María Manrique es coronel de Artillería, diplomado de Estado Mayor, autor de varios libros sobre temas de historia militar española moderna: ‘Las armas de la guerra civil’, ‘La guerra 1936-39 en Sigüenza’, ‘Sáhara Español, una historia de traiciones’, ‘Sangriento combate en Edchera’, ‘CETME’, ‘Las Armas de Destrucción Masiva y la Protección Civil en España’, entre otros muchos.
*Matías Ros pertenece al Cuerpo General de Policía desde 1969. Ha publicado varios artículos sobre temas de seguridad. Desde el asesinato de Carrero ha acumulado todo tipo de informaciones que han caído en sus manos acerca del Almirante.
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (I PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (II PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (III PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (IV PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (V PARTE)
La verdad sobre el asesinato de Carrero Blanco, al descubierto: El “asunto Gabaldón” (7 de 7)
http://www.alertadigital.com/2013/03/19/la-verdad-sobre-el-asesinato-de-carrero-blanco-al-descubierto-el-asunto-gabaldon-7-de-7/
José María Manrique/Matías Ros (Autores del libro ‘El magnicidio de Carrero Blanco’).- La noche del sábado 29 de julio de 1939, en la Carretera de Extremadura a la altura de Talavera, fue asesinado el Comandante de la Guardia Civil, Isaac Gabaldón Irurzun, su hija Pilar y el conductor del coche oficial, José Luis Díez Madrigal (23 años). Gabaldón era miembro del Servicio de Información y Policía Militar SIMP del Ejército del Centro (Madrid), y tenía encomendadas tareas de represión de infiltrados y masones.
Sus asesinos confesos, detenidos poco después, resultaron ser miembros de las Juventudes Socialistas (JSU, comunistas) recientemente liberados de un campo de concentración militar, que actuaron provistos de uniformes militares nacionales y que no realizaron más acciones que aquel “casual” crimen (Gutiérrez Mellado: Así se entrega una victoria, de Luis F. Villamea; Fuerza Nueva Editorial, Madrid 1996). El ayudante de Gabaldón, el falangista Jacinto Alcántara, que había tenido contactos anteriores con la masonería, encontró la muerte un día después; casualmente la autora del disparo “accidental” fue su novia.
Franco (La Masonería, J. Boor), escribió que el padre de la asesina era masón y que la joven, también masona, confesó su crimen. El fondo de esta oscura trama era la más que posible infiltración de la masonería entre los mandos del SIMP; la misma aparece en los consejos de guerra que se siguieron, hasta 1950, contra los asesinos y su cómplices (incluidas las famosas “13 Rosas Rojas”), y que dieron pié a denuncias concretas contra el Teniente Coronel Bonell, el Comandante Gutiérrez Mellado y el Capitán Jurídico Arias Navarro.
Gabaldón, de paisano, abandonó su domicilio en Talavera la tarde del día 29, para unas gestiones particulares (obras de su casa en Puente del Arzobispo) solapadas con la búsqueda de información sobre “guerrilleros” (¿viaje a Portugal a recoger información sobre la masonería que Oliveira Salazar enviaba reservadamente a Franco?) y viajó a Puente del Arzobispo y Oropesa; sobre las 22’30 de la noche, en el trayecto desde este último pueblo a Talavera, el coche en el que viajaban fue detenido y todos sus ocupantes muertos. A unos 4 kilómetros de Talavera, tres individuos, con uniformes de Teniente, Alférez y Soldado Ingenieros, después de haber dejado pasar otros coches, solicitaron al del Comandante que les acercara a Talavera. Vencidas las reticencias, inexplicablemente, y apenas recorridos 150 m, les hicieron bajar del coche y los mataron.
Curiosamente, a esas horas la Policía Militar de Madrid conocía ¿parte? de su misión, pues había detenido al Secretario General y jefe máximo entonces de las JSU Sinesio Cabada Guisado (a) Pionero (21 años; anteriormente “responsable militar” del aparato) tres días antes, junto con otros comunistas, en parte gracias a un infiltrado en las JSU llamado Roberto Conesa (el luego famoso “Comisario Conesa” de la Brigada Político Social) y otros delatores
Los jóvenes autores, del grupo “Los Audaces”, fueron Francisco Rivades Cosials (secretario del Sector del PC), Damián García Mayoral y Saturnino Santamaría Linacero; durante la guerra los dos primeros fueron oficiales (uno fue “guerrillero”) y al terminar la misma todos habían estado internados, siendo puestos en libertad con sorprendente rapidez; las Juventudes Socialistas Unificadas estaban intentado reorganizarse bajo la dirección de José Peña Brea (a) El Gordo, quien había sido detenido a finales de mayo por una delación y obligado a dar todos los nombres que sabía. Los asesinos fueron detenidos a las 48 horas y fusilados el 5 de agosto, todos menos el Pionero, que fue devuelto del piquete de ejecución a la celda e interrogado por Gutiérrez Mellado, para ser definitivamente fusilado el 15 de septiembre (¡su cadáver fue desenterrado el 21 de noviembre de 1939 por dudas sobre su fusilamiento!).
El 11 de mayo de 1940 se inició el Procedimiento nº 103.370 (continuación del 37.038), “cumpliendo órdenes de S. E. el Jefe del Estado … (ya que) se acusan irregularidades que exigen un esclarecimiento más completo de los hechos (incluso la desaparición de documentos)”. A él se unió, en 1942, el 110.133, en el cual se recogieron testimonios y reconstrucciones de los hechos que permitieron fijar la participación de ¡4! asesinos (incluido Emiliano Martínez Blas, quién ¡estaba detenido en Madrid! y por cuya temporal liberación el juez preguntó a Gutiérrez Mellado), apoyados por ¡una camioneta militar! y varios parientes y vecinos del pueblo, los cuales testimoniaron la visita a la casa de un tal “Sanguino” mientras esperaban a sus víctimas (José Fernández Sanguino era médico y, junto con su hijo Manuel, amigo de Damián, se sospechaba eran masones). Con el paso del tiempo algunos de los implicaron se desdijeron.
Pues bien, en 1940, el General Yagüe, con su prestigio y el ser Ministro del Aire, fue de los que más porfió en que se resolvieran las más que razonables dudas que rodeaban el escandalosísimo caso. Personalmente llamó a su despacho a colaboradores de Gutiérrez Mellado durante su etapa de quintacolumnista, tal que el Alférez Antonio Rodríguez Huerta, verdadero fundador e impulsor del grupo que acabaría liderando Mellado. Rodríguez Huerta le dijo a Villamea en una entrevista: “… el General tenía un gran interés en saber lo que había sucedido para que el Servicio se hubiera ocupado de una manera tan directa en la recuperación de joyas; también le interesaba, lo recuerdo perfectamente, conocer el alcance de las actividades del SIPM en acciones auténticamente espectaculares, y, sin embargo, también en grandes fracasos, por ejemplo, con lo sucedido en Canarias con las valijas de García Atadell, que fueron a parar a un Consulado y de lo más importante nunca más se supo”.
Huerta también dijo, en relación con de invalidez de los certificados (los del SIPM se habían expedido gran profusión y se había podido comprobar que, al ser presentados como justificantes de conductas para la depuración, en algunos casos, no se ajustaban a la realidad de las actuaciones y que, ante la imposibilidad de revisarlos todos, se cursó la orden de no admitirlos bajo ningún concepto): “expliqué al general lo de mi certificado del SIPM (y) mi sorpresa fue que estaba absolutamente enterado de todo”.
Hay que tener en cuenta que entre los posibles implicados en el turbio y sangriento asunto había militares muy significados (Teniente Coronel Francisco Bonell Huici, Comandante Cristino Torres García, Capitán Pedro Fernández Amigó, Capitán Gutiérrez Mellado, y algunos más, con los que Gabaldón tenía serias diferencias). Incluso Arias Navarro, entonces jurídico adscrito al servicio de información y policía militar, estuvo ligeramente envuelto en ello.
La ¿casualmente coincidente? defenestración de Yagüe prácticamente cerró el “Caso Gabaldón” para siempre.
EL DESMANTELAMIENTO DE LOS EJÉRCITOS LO COMENZÓ GUTIÉREZ MELLADO
SUÁREZ se apresuró a poner la política de Defensa en manos del general Gutiérrez Mellado, como ministro y vicepresidente del gobierno. La biografía de Gutiérrez (le sacaba de quicio que le llamara por sólo su primer apellido en mis artículos) no era la más apropiada para las necesidades objetivas de las Fuerzas Armadas en el momento crítico del cambio de régimen, precedido por la infausta “Marcha Verde” que nos birló el Sahara y puso de manifiesto que Marruecos no era un amigo, sino una amenaza.
Gutiérrez fue agente doble en territorio rojo y trabó estrecha amistad con Graullera, el jefe del SIMP frentepopulista en Valencia, al que, luego de terminada la guerra, protegería y con el que montaría un buen negocio de sastrería militar. Circularon historias sobre la confusa actuación de Gutiérrez Mellado en los primeros días de la contienda en Madrid. Es posible, que de ser ciertas, fueran su aval para integrarse como espía en el SIMP. Terminada la contienda pretendió que se le concediera la Medalla Militar individual por los servicios prestados. No lo consiguió. Un alto mando militar sintetizó un sentimiento generalizado al decir que a los espías se les paga, pero no se les condecora.
Durante un periodo de excedencia voluntaria creó una pequeña red de supermercados que concluyó en fracaso y le aconsejó el retorno a la vida militar. Recuerdo todo lo anterior por cuanto evidencia que Gutiérrez accedió al poder con una sobrecarga de resentimientos que marcarían su ejecutoria al frente de la política de Defensa. La gran incógnita, todavía sin despejar, es la de qué mano oculta aconsejó a Suárez y al monarca poner la política de Defensa en manos de un personaje tan dudoso y controvertido como Gutiérrez, quien, por cierto, y también a instancias del monarca y de Suárez, llevó consigo como colaboradora de confianza a Carmen DíEz de Rivera cuya vinculación comunista era de sobra conocida. Hubo de prescindir de ella tiempo más tarde. Se dijo que como consecuencia de un informe de la CIA que la vinculaba con el KGB y que de alguna manera alcanzaba también a Gutiérrez.
Ismael Medina, Vistazo a la Prensa, Firmas Invitadas, Nº 442 del 19/08/2010, http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5814.
– Ricardo de la Cierva en “Secretos de la Historia” Pag. 210, Editorial Fénix, Madrid 2003: (según la propia Carmen Díez de Ribera) “Suárez (nov. 1976) recibió un importantísimo informe del Alto Estado Mayor …que envolvía a Carmen en graves sospechas sobre sus convicciones marxistas, que eran ciertas … Carmen había demostrado ya una peligrosísima proximidad a la KGB… El 28 de mayo de 1977 la prensa publicó que Carmen se encontraba en arresto domiciliario por haberse descubierto que era una espía de Alemania comunista …” · “Sí… sí… él es. Él es el traidor…pero debemos obrar con cautela”. La frase, referida a Arias, la pronunció Franco, primero dubitativo y luego desconcertado y algo pasivo, después que el ex ministro Utrera Molina le trajera unas grabaciones magnetofónicas en las que se oía al Presidente del Gobierno Arias Navarro decir: “¡Franco es un viejo! Y aquí no hay más cojones que los míos” (http://es.wikiquote.org/wiki/Francisco_Franco).
Nota: (Primero dubitativo después desconcertado y algo pasivo). Tras el ex suegro de; Ruiz Gallardón (actual alcalde de Madrid); ex ministro Utrera Molina, traerle al Jefe del Estado unas grabaciones magnetofónicas en las que se oía al Presidente del Gobierno, Arias Navarro decir ¡Franco es un viejo! Y aquí no hay más cojones que los míos.
Los encartados en la Causa 73/75 del Juzgado Militar Especial
Inicialmente (1975): Pedro Ignacio Pérez Beotegui Wilson, José Miguel Beñarán Ordeñana Argala, Javier María Larreategui Cuadra Achulo, José Ignacio Abaitúa Gómez Marquin, José Félix Azurmendi Badiola, Juan Bautista Eizaguirre Santiesteban Zigor, José Antonio Urruticoechea Bengoechea Josu Ternera, Domingo Iturbe Abaslolo Chomín, Jesús Zugarramurdi Huici Quiscur, José Miguel Lujúa Gorostiola, Javier Aya Zulaica Trapa, Mercedes Alcorta Alzac, José Miguel Goiburu Mendizábal Pelotas, Ignacio Múgica Arregui Ezquerra, todos ellos en rebeldía. También Eva Forest, Antonio Durán, y María Luz Fernández en prisión también por el atentado de la calle Correo. El BOE del 4 de enero de 1975 publicó las últimas requisitorias, con lo que se finalizaba el sumario del Juzgado Especial por la causa 142/73.(http://hemeroteca.abcdesevilla.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/sevilla/abc.sevilla/1975/01/04/017.html).
A Francia se pidió la extradición, desde comienzos de 1974 y especialmente tras el atentado de la cafetería Rolando (calle Correo), de Argala, Wilson, Achulo, Marquin, Zigor, Josu Ternera, Zugarramurdi, Lujúa Gorostiza, Azurmendi Badiola, Mercedes Algorta y Múgica Arregui. Ninguna fue concedida.
En octubre de 1976 fueron sobreseídas las actuaciones contra Mercedes Alcorta Alzac y José Félix Azurmendi Badiola, pero se abrieron contra José María Aldasoro Artola, José Ramón Arizcorreta Salaverría, José Luis Arrieta Zubimendi, Ramón Echevarría Garitacelaya, Antonio Elorza Gorozábal, Juan Manuel Galarraga Mendizábal, José Francisco Múgica Garmendia, Tomás Pérez Revilla, José Joaquín Villar Gurruchaga, José Ramón Zabalo Lequeriacaonaindía, así como a Remedios Pérez, mujer de Antonio Durán.
Todos fueron amnistiados en 1977 de sus delitos de “intencionalidad política (Ley 46/1977, BOE nº 248 de 17-X-1977;
http://www.derecho.com/l/boe/ley-46-1977-amnistia/; Quedan amnistiados: a) todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día quince de diciembre de mil novecientos setenta y seis), sin llegar a ser juzgados. De los etarras, solo Wilson, Ezquerra y Pelotas fueron detenidos en julio de 1975 (Wilsón vivía en Barcelona con dos monjas vascas y dos catalanas) y luego puestos en libertad: amnistiados en 1977, los dos primeros fueron extrañados a Noruega y el tercero a Dinamarca(http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1977/06/10/013.html).
Previamente a la Ley 46/1977 se habían aprobado el Decreto 2940/1975, de Indulto general con motivo de la proclamación de S.M. D. Juan Carlos como Rey de España, así como varias Órdenes de él derivadas; el Decreto 3357/1975, por el que Se declara revisado de oficio y anuladas las sanciones administrativas acordadas de conformidad con la Ley de 10-II-1939 de responsabilidades políticas; el Real Decreto Ley 10/1976 Sobre Amnistía, el cual, abundando en las disposiciones del anterior Régimen que declaraban extinguidas las responsabilidades penales por hechos cometidos antes del fin de la Guerra de Liberación, únicamente excluía los delitos de sangre; el Real Decreto 2716/1976, que Regula la aplicación en materia de prensa escrita del (anterior) R.D.L 10/1976; el Real Decreto 388/1977 sobre Indulto General; y el Real Decreto 1135/1977 sobre Indulto de personal de las Fuerzas Armadas.
Además, ya en 1945 el Decreto de 9 de octubre indultó a los condenados por rebelión militar que no hubieran cometido hechos repulsivos, el 1 de abril de 1964 (XXV años de paz) un indulto borró de los registros los antecedentes correspondientes a los delitos indultados anteriormente, en 1969 se aplicó un indulto a las responsabilidades políticas de cualquier clase, y el 31 de marzo de 1969 se declararon prescritos todos los delitos cometidos con anterioridad al fin de la Guerra de Liberación “cualesquiera que sean sus autores, su gravedad o sus consecuencias”.
La Ley 46/1977, que anormalmente no llevaba prólogo ni exposición de motivos (como si quisiera ocultar su verdadera intencionalidad), “se trataba de una amnistía total para los delitos de terrorismo (incluidos los delitos de sangre; asesinatos individuales o colectivos con o sin agravamiento de alevosía; estragos, etc); solo se requería la matización de y, en el segundo supuesto de la misma, , que más bien parecía redactado por un militante de ETA que por un jurista; la Ley tiene incluso la de incluir una para aquellos etarras que, condenados por delitos de terrorismo, pero no habiéndose podido comprobar su autoría en la realización de asesinatos y matanzas producidos en España con anterioridad al 15-XII-1976 ( verbi gracia el asesinato del Presidente del Gobierno Carrero Blanco), fueron amnistiados (…) y extrañados a países más propicios a tales asesinatos, concretamente a Suecia (presidida por el socialista Olof Palme), en avión militar y previa entrega de una importante suma en divisas para que los etarras pudiesen permanecer allí sin problemas económicos; tales terroristas volvieron, no obstante, a España cuando ellos así lo decidieron (…) esta Ley regularizaba de este modo su situación ilegal (quebrantamiento de condena)” [5].
Tiene dramático contraste lo anterior con el caso Juan Paredes Manot “Chiqui” (un extremeño de nacimiento y que llegó con nueve años a Vascongadas). Fue detenido en Barcelona junto a Wilson y, acusado del asesinato de un policía armada, fue fusilado el 27 de septiembre de 1.975. Otro de los fusilados, Otaegui, lo fue por “colaboración necesaria”, al probarse que alojó a dos etarras la noche anterior a que estos cometieran un atentado. Imagínense el fin de muchos de los amnistiados si hubieran sido juzgados.
Durante mucho tiempo circuló la opinión de que la amnistía fue, principalmente, una herramienta para cerrar la investigación/proceso por el magnicidio.
Por último, y como muestra de la suerte que corrieron los implicados en el magnicidio, veamos la de los acusados inicialmente como autores:
Marquin negó su participación en el atentado en 1974, alejándose de ETA.
De Zigor se perdió la pista inmediatamente, debiendo desconectarse de ETA.
Argala fue asesinado el 21 de diciembre de 1978, presumiblemente por orden del Estado Español. Como “curiosidad”, añadiremos que su viuda, Asunción Arana Altuna, llegó a Venezuela en 1989, junto con otros 10 etarras (entre ellos Enrique Pagoaga Gallastegui), en aplicación del pacto secreto entre Felipe González y Carlos Andrés Pérez; y ocupó cargos en el Ministerio del Despacho de la Presidencia, del que era Directora General Goizeder Odriozola, mujer del también etarra Antonio Cubillas Fontán [6].
Wilson, tras su detención 1975 en Barcelona, fue amnistiado en 1977 y extrañado a Noruega; a su vuelta a España se dedicó a los negocios, muriendo en Vitoria el 10 de marzo de 2008.
Achulo, tras años de enlace con el FLN argelino y otros en la guerrilla sandinista, pasó por los tribunales españoles, donde fue absuelto de los cargos que se le imputaron; murió en Bilbao el 9 de abril de 2008.
Josu Ternera fue miembro del Comité Ejecutivo de ETA desde 1.975 y jefe de la misma entre 1987 y 1.989, etapa en la que esta organización cometió 71 asesinatos. Francia le detuvo en dos ocasiones (fue amnistiado en 1978 la primera vez y entregado a España en 1996 la segunda). Al ser elegido parlamentario autonómico de EH en 1.998 eludió los tribunales españoles, para, posteriormente, reabiertos varios sumarios contra él y aparentemente aquejado de un cáncer terminal, ocultarse. Francia le ha condenado en rebeldía el 7 de enero de 2010, a 5 años, por “asociación de malhechores”.
NOTAS[1] Las fuerzas del Cambio de Pedro de Silva, Prensa Ibérica, Barcelona, 1986. Estévez y Mármol, Ob. Cit. Pag. 251.
[2] De la Cierva, Ob. Cit. Pag. 14.
[3] A. Grimaldos en la CIA en España, Pag. 123.
[4] Ocurrió el 21 de diciembre de 1978 -el día anterior había estado enfermo-, en Anglet (Francia), a los cinco años del magnicidio;
la operación, supuestamente encargada por La Armada española a unos mercenarios, contó con la información y coordinación del CESID, además de con su apoyo económico y logístico, 23F: El Golpe del CESID, de Jesús Palacios, Pag. 142, Editorial Planeta, Barcelona, 2001. “Argala fue eliminado por especialistas no ajenos a esferas policiales españolas”; Ismael Fuente en Golpe Mortal, Pag. 307.
Pió Moa escribió (http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/el-ano-de-la-constitucion-y-ii-dinamitar-el-valle-de-los-caidos-6731/): “El gobierno, falto de una verdadera política en este campo, recurrió puntualmente a la con el atentado contra Cubillo, o el que mataría al etarra Argala, jefe de los asesinos de Carrero Blanco, volado con su coche en el quinto aniversario del magnicidio. Las reacciones ante el fin de Argala son muy ilustrativas del ambiente creado. El País, ya el periódico más influyente y temido por la derecha, le dedicó amplio espacio, dando al terrorista una imagen simpática, encomiando sus dotes intelectuales (pasaba por teórico marxista) y rasgos . En el funeral, el cura lo comparó nada menos que con Cristo. El presidente del PNV, entonces Javier Arzallus, lo ensalzó.
LOS AUTORES
*José María Manrique es coronel de Artillería, diplomado de Estado Mayor, autor de varios libros sobre temas de historia militar española moderna: ‘Las armas de la guerra civil’, ‘La guerra 1936-39 en Sigüenza’, ‘Sáhara Español, una historia de traiciones’, ‘Sangriento combate en Edchera’, ‘CETME’, ‘Las Armas de Destrucción Masiva y la Protección Civil en España’, entre otros muchos.
*Matías Ros pertenece al Cuerpo General de Policía desde 1969. Ha publicado varios artículos sobre temas de seguridad. Desde el asesinato de Carrero ha acumulado todo tipo de informaciones que han caído en sus manos acerca del Almirante.
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (I PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (II PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (III PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (IV PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (V PARTE)
TODA LA VERDAD SOBRE EL MAGNICIDIO DE CARRERO BLANCO, AL DESCUBIERTO (VI PARTE)